090 (1)Hace unos días fue presentado el Perfil Ambiental de España 2005, un informe elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente que expone la situación ambiental de España a través de indicadores y tablas de datos

Según el documento, el desarrollo económico de España sigue aumentando la presión sobre nuestro entorno natural. Uno de los indicadores ambientales más relevantes, si no el más importante, el de ocupación del suelo (urbanización), muestra unos valores cada vez más elevados. Esto significa que en nuestro territorio cada vez se resta más superficie a espacios naturales y rurales para convertirlos en infraestructuras diversas tales como carreteras y viviendas, lo cual supone una pérdida permanente e irreversible de toda una serie de servicios y valores ambientales.

Además, el incremento del proceso de urbanización es arbitrario y desordenado: el 79% de la población y el 78% de las viviendas principales se concentran en el 12% de los municipios, a la vez que aumenta el tamaño de las aglomeraciones urbanas y la ocupación del litoral. Este evidente desequilibrio territorial provoca que los entornos rurales se estén despoblando cada vez más, dejando en decadencia valiosos paisajes tradicionales agro-ganaderos. Para agravar aún más las consecuencias negativas del proceso de urbanización, el precio de las viviendas en las ciudades parece no alcanzar techo.

Aunque en el Perfil Ambiental de España 2005 aparecen también algunos indicadores que muestran tendencias positivas, todos quedan desacreditados por otros indicadores que reflejan más objetivamente la situación ambiental actual. El uso de las fuentes de energía renovables en la producción de energía reflejó un incremento del 19,8% durante 2004, sin embargo el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero presentó un incremento continuo. El reciclaje de residuos urbanos aumentó durante 2005, pero la generación de residuos domésticos también lo hizo. Los espacios naturales protegidos también aumentaron, pero todavía son mayoría las superficies que aún teniendo alguna figura de protección ambiental no cuentan con un plan rector de uso y gestión de recursos naturales.

En definitiva: reciclamos más, no tanto por el aumento de nuestra conciencia ambiental sino por el aumento en la generación de residuos; utilizamos más fuentes renovables pero cada vez demandamos más energía; los espacios naturales protegidos aumentan pero la presión sobre los mismos es cada vez más intensa. Ante tal panorama se deduce que nuestro modelo de desarrollo cada vez se aleja más de la sostenibilidad, aunque, como expone la principal conclusión del informe “se mantiene un proceso de desarrollo económico que mejora la calidad de vida”; ¿estarán todas las agresiones producidas al medio ambiente incluidas en la definición que el Ministerio otorga a “calidad de vida”?