A poco más de diez días para el puente festivo más goloso del año las fabricas, escuelas, empresas, universidades y comercios de Euskadi y de algunas CCAA en España paran por completo dos días laborables, armando de la nada un carrusel de festividad sobrevenido. Del 19 al 22 de Marzo el país detiene su ritmo por obra y gracia de los responsables del calendario laboral, que no han debido encontrar mejor manera de cuadrar las obligacines festivas de nuestro país que honrar a un personaje quasi-olvidado del santoral cristiano.

Desde el punto de vista de avance hacia un estado laico es un retroceso y una oportunidad bonita de dar a nuestro país un empujón de modernidad. ¿No podríamos encontrar como sociedad civil, moderna y comprometida otras efemérides que conmemorar? ¿No hay “Día Internacional de los Derechos Humanos”, “Día Internacional del Euskera”, “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, “Día Internacional del Medio Ambiente” y tantos otras reivindicaciones y conquistas sociales que celebrar y recordar en nuestro país?

Desde el punto de vista de la competitividad internacional de nuestras empresas un buen desatino por cuanto que interrumpe el normal desarrollo de la actividad económica.  No pensamos que se hayan valorado los costes directos e indirectos que supone este cierre gubernamental del país a escasos diez días de las vacaciones primaverales por autonomasia: las coincidentes con la Semana Santa. ¿No se va a animar el Gobierno a racionalizar de una vez el calendario laboral? ¿No es el momento de dedicarle una pensada al tema de los horarios laborales y enontrar la racionalidad que disfrutan el resto de europeos en esta cuestión?

Desde el punto de vista social y cultural, San José es, sencilamente, un desconcierto. Al menos aquí en Euskal Herria. La festividad de San José apenas tiene arraigo popular ni se celebran fiestas ni tradiciones prácticamente en ningún pueblo de nuestra geografía. La casposa imagen de padre de la Iglesia y protector de la familia que proyecta de esta figura bíblica la Iglesia Católica languidece además tras la campaña de turno de El Corte Inglés y las marcas de moda y perfumes masculinos.

No se entiende muy bien la elección. Todo resulta muy extemporáneo e inapropiado. Nosotros abogamos por la racionalzación de los horarios y la elección de calendarios civiles bien hacendados en los valores de la sociedad del siglo XXILo dejamos aquí para su reflexión.