4116392493_e2ca663366_oA dos días de Nochebuena, laAsamblea General de Naciones Unidas sacaba adelante, tras un año de negociaciones, el nuevo Panel de expertos por la biodiversidad y servicios de los ecosistemas. Claro, que nos cogió a todos comprando el árbol de navidad y con los langostinos en la mano y la noticia pasó sin pena ni gloria. Tras la resaca, felicitaciones y haciendo revisión de los propósitos de año nuevo he decidido prestar atención a la noticia.

Y es que, basado en modelo de funcionamiento del IPCC (Intergovernmental Panel for Climate Change), el nuevo IPBES (Intergovernmental Platform on Biodiversity and Ecosystem Services) nace con el objetivo de ayudar en la comprensión y análisis de la importancia de la pérdida de biodiversidad por parte de gobiernos y público en general. IPBES, pretende alistar a los mejores científicos en la materia para evaluar éste fenómeno y contribuir a así a una mejora y pronta toma de medidas por parte de nuestros mandatarios. Con esta finalidad publicará informes periódicamente informes de relevancia.

Durante este mes y arropados de los ministros de medio ambiente de diferentes países, tratarán de dar forma a la estructura y modo de funcionamiento. Sus promotores han asegurado que a pesar de su similitud con el IPCC tendrá nuevos y modernos mecanismos para mejorar su funcionamiento y evitar así errores pasados.

De este modo, la biodiversidad vuelve a ponerse en lugar privilegiado de las agendas políticas. Y es que,  haciendo balance del 2010, programado como Año de la Biodiversidad, todo apuntaba en un principio a el año del fin de la biodiversidad, por la falta de consensos y el incumplimiento de medidas por parte de casi todos, eso sí aderezado con buenas intenciones. Pero el esfuerzo de algunos muchos hizo que acabáramos el año con gratas sorpresas, y paso a citar algunas: el acuerdo firmado entre más de 200 países en Nagoya con objetivos de reducir drásticamente para 2020 la pérdida de biodiversidad; el acuerdo de  Cancún con el tan esperado Fondo Verde; el compromiso de algunos países por integrar herramientas de análisis de coste de pérdida de Biodiversidad (una aplicación nacional deTeeb- Economics of Ecosystems and Biodiversity); o el nuevo IPBES que velará por un análisis, medición y seguimiento más exacto.

Son muchas las voces que ven insuficientes los esfuerzos y que tildan de fracaso el Año. Pero en mi opinión es de suma importancia que una organización como Naciones Unidas haya hecho hincapié en la problemática, porque sin duda ha movilizado diferentes iniciativas y ha puesto sobre la mesa la importancia de un término en tierra de nadie. Y es que la biodiversidad, pasa por muchas manos, pero sin llegar a ser prioridad en niguna. La falta de consenso científico lo ha hecho vulnerable y caer políticamente en el olvido durante mucho tiempo. Una plataforma científica como IPBES puede dar esperanza a todos aquellos, que como nuestra amiga Karmele , han tenido que comerse muchos roscones de reyes en la selva, tratando de ver si la magia de la navidad llegaba a parar la destrucción de la naturaleza.  Por ello, celebro la tardía llegada de IPBES y lo incluyo en mi lista de deseos para el 2011.