881103685_3850dae1cbLos graves sucesos ocurridos en la central nuclear deFukushima han supuesto un punto de inflexión en el debate internacional sobre la energía nuclear. En un contexto caracterizado por el encarecimiento progresivo del precio del petróleo y el agravamiento del cambio climático debido a la combustión de energías fósiles, la industria nuclear esperaba que la opinión pública fuese menos crítica con esa tecnología. El grave accidente de la central japonesa derivado del impacto combinado de un fuerte terremoto y un tsunami, ha puesto fin de manera abrupta a esa esperanza.

China, Alemania, Italia han congelado de momento sus programas nucleares y el resto de la comunidad internacional ha mostrado mucha cautela. Ver desbordado durante días a uno de los países tecnológicamente más avanzados del mundo les ha recordado que la energía nuclear no es suficientemente segura. Y que cuando se desata una crisis seria, los riesgos son gravísimos.

La energía nuclear supone apenas el 6% de la energía primaria total que se consume en el mundo, un discreto 17% si nos referimos a la energía eléctrica. Es decir, frente al mensaje que se escucha desde algunos foros, la energía nuclear supone una parte reducida del mix energético internacional, no ocupa en absoluto un lugar decisivo en el mismo.

El uso civil de la energía atómica sirve para generar electricidad. Compite con las centrales de ciclo combinado de gas y con las renovables. Lainversión necesaria para construir una nueva central atómica ha sido tradicionalmente muy elevada. La más reciente en Europa, Finlandia, lleva invertidos 6.200 millones de euros – más del doble del presupuesto inicialmente estimado-. La construcción dista de estar finalizada y el tema está en los tribunales.

En España los ocho reactores nucleares produjeron en 2010 el 21% de la energía eléctrica, apenas tres puntos por delante de la eólica. El presidente de la Red Eléctrica Española, Atienza, ha manifestado que en tres años, la energía del viento producirá más electricidad que la procedente del átomo. Las renovables generaron ese año 35% de la electricidad, favorecidas por un buen año hidrológico. La energía nuclear es perfectamente prescindible en el sistema eléctrico español. El parque de ciclos combinados está sobredimensionado. Lo racional y sensato es apostar por un sistema cuyos pilares sean la eficiencia y las renovables y por el gas como energía de transición.

El accidente nuclear ocurrido en The Tree Mile Island (Estados Unidos) en 1979 hizo que en los 30 años siguientes no se conectase ninguna nueva central a la red en ese país. La catástrofe de Chernóbil, 1986, detuvo el desarrollo de nuevas centrales en Europa. Ahora, Fukushima ha acercado a Asia el impacto que supone un accidente nuclear grave.
En Japón se ha demostrado una vez más que la energía basada en el átomo es esencialmente inestable y, por tanto, insegura. Ha puesto en riesgo el derecho a la salud de millones de personas. Lo correcto es que las Naciones Unidas, a través de la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Internacional de la Energía Atómica, soliciten una moratoria nuclear a la comunidad internacional mientras se reevalúan los estándares tecnológicos y de salud de las centrales nucleares de todo el mundo.

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