1299324180211¿O sería más correcto llamarlos los 50 precarios? Desde que comenzara la “crisis nuclear” en Japón me resultaba extraordinario ver como bomberos, ejército y mayormente, trabajadores de la central arriesgaban su vida por controlar la grave situación en la central y evitar, si cabe, una situación todavía peor. Imaginaba que siendo trabajadores altamente cualificados, eran conscientes de la factura que podía acarrear tal labor para su salud e incluso para la salud de sus futuros descendientes. No se me ocurría otra explicación que no pasara por un grado elevadísimo de patriotismo y responsabilidad colectiva.

Sin embargo, esta razón no me acaba de convencer. No me imagino a los japoneses de la sociedad actual practicando el harakiri o lanzándose contra los rayos gamma de Fukushima como auténticos kamikazes después que el gobierno japonés doblara los límites admisibles de de exposición a la radiación. Después que los medios de comunicación generalista se hiciera eco de estos héroes de una manera muy sensacionalista y poco profesional, ahora salen a la luz nuevas informaciones que ya no hablan de héroes sino de trabajados en condiciones de contratación precarias y popularmente conocidos como “gitanos del átomo”. Es decir, ni héroes ni nada. Simplemente trabajadores provenientes de los principales barrios pobres del país que acuciados por la necesidad aceptan trabajos muy peligrosos y a cualquier precio. Y al parecer no son 50 sino decenas de miles en todo Japón.

Algo similar ocurre con el militarismo. Un “trabajo” muy poco atractivo para la mayoría de los mortales. Es conocido que en EEUU el reclutamiento se realiza principalmente en barrios de mayoría negra y centro-sur americana. Y sin ir más lejos, el ejército español integra en sus filas a muchos ecuatorianos que han visto en el ejército un mal menor para “salir adelante”.

No trato de lanzar un argumento contra la propia energía nuclear. Supongo que la precariedad laboral hoy día es un cáncer que existe en la mayoría de los sectores. Lo que sorprende es que pueda existir de una manera tan generalizada en un sector tan especialista como el sector energético nuclear y en la tercera economía del mundo. Me pregunto cuál es la situación de los trabajadores de la energía nuclear en otros países. Por cierto, en España encontramos algo similar cuando escuchamos a personas que viven en pueblos cercanos a una central nuclear cuando dicen que con la central viven mejor porque ahora disponen de una biblioteca o una carretera nueva.