Los avances tecnológicos de la última década han traído consigo nuevas posibilidades, nuevas maneras de conectar, trabajar y como consecuencia, nuevas expectativas. El ritmo de continuo cambio en el que nos vemos inmerso solo puede ser correspondido por una continua apuesta por la innovación y una cultura flexible capaz de adecuarse a este constante cambio en el status quo.
En este sentido, la pandemia del COVID-19 ha mostrado a muchos países las deficiencias y puntos de mejora en general; y a las Administraciones Publicas, en particular, los deberes pendientes en términos de flexibilidad, resiliencia, conectividad, y eficiencia en último termino.
Estos deberes, han sido aún más evidentes con la irrupción de la Inteligencia Artificial generativa (GenAI), la cual, aun estando en una fase ‘preliminar’, no solo ha dejado en evidencia la demora en el proceso de digitalización e inversión de la Administración Pública, sino también el bajo grado de adaptabilidad, calidad, eficiencia, colaboración e interacción con los ciudadanos y resto de organizaciones. Pilares, de la cual más extendida, cultura Agile.
Centrándonos en el posicionamiento de España en este aspecto, según la reciente actualización del European Innovation Scoreboard (EIS) 2023 elaborada por la Comisión Europea, España se ubica en términos de digitalización, en 4ª posición, muy por encima de la media europea.
Este indicador, valora tanto la penetración de la fibra óptica como el conocimiento medio digital de la población. Sin embargo, si nos fijamos en el indicador que mide el gasto en investigación y desarrollo (I+D) en el sector público, clave para el crecimiento económico y para la mejora de tecnologías de producción, España se ubica en el puesto número 15 de los 28, muy por detrás de la media europea.
En el caso de la Comunidad Autónoma Vasca, el Regional Innovation Scoreboard (RIS) 2023, (versión regional del EIS) califica a la Comunidad Autónoma como ‘fuerte innovador’ teniendo una inversión en innovación por encima de la media europea. No obstante, se puede apreciar que en el indicador de inversión en I+D en el sector público cae muy por detrás no solo de la media de la Unión Europea, si no también muy por detrás de la media española, situándose en la posición número 10 de las 19 comunidades y ciudades autónomas.
Esto en conjunto muestra la necesidad de un replanteamiento de las Administraciones Públicas tanto de España como de la Comunidad Autónoma Vasca y la necesidad de una estrategia sólida, e intergeneracional, que provea de:
- Una fuerte aceleración en los procesos de digitalización
- Incremento substancial en la inversión en infraestructuras tecnológicas e innovación
- Cambio de metodología y cultura
- Coordinación y colaboración Estado – Región
En definitiva, requiere de un cambio estratégico que asiente las bases y la filosofía para los cambios de paradigma que están acaeciendo, ya que, en caso contrario, se podrían producir situaciones de estancamiento del desarrollo económico, reducción del crecimiento del PIB, asi como descontento y desconfianza social, con las potenciales ramificaciones que ello pueda conllevar, como pudiesen ser falta de inversión extranjera.
Componentes, beneficios y obstáculos de la digitalización de la administración publica
El concepto de digitalización es un concepto que ha evolucionado desde su precepto original y el cual puede llegar a descomponerse en tres grandes pilares, a saber:

Los beneficios que se desprenden de estas características son:
- Eficiencia: Consecuencia del proceso de digitalización es la mejora de procesos y sistemas, el aumento de la productividad y la mejora en toma de decisiones, resultando en un aumento de la eficiencia.
- Colaboración: La integración de sistemas y la conectividad con dispositivos facilita la colaboración entre la ciudadanía, sus representantes y el resto de los agentes sociales.
- Sostenibilidad: La optimización proveniente de la digitalización ofrece oportunidades para la reducción de emisiones. Encontramos un claro ejemplo en la flexibilidad del trabajo en remoto, lo cual reduce la necesidad de desplazamientos y la necesidad de transporte, disminuyendo consecuentemente las emisiones.
- Resiliencia e Innovación: La digitalización impulsa un ambiente de identificación de riesgos y oportunidades de mejora, generando un sistema más resistente al permitir a las organizaciones aprovecharse para innovar y prepararse para futuros desafíos.
No obstante, la digitalización conlleva sus propios obstáculos como son:
- Nivel alto de inversión: La digitalización requiere de un nivel alto de inversión en nuevas tecnologías e infraestructuras tecnológicas y energéticas que sustenten su alto consumo. Un plan solido de inversión es esencial, capaz de resistir los cambios de legislatura.
- Capacidad y retención del talento: La experiencia tanto en el campo de la digitalización como en muchas de sus vertientes y disciplinas, es altamente demandada hoy día, por lo que es esencial la flexibilización de las condiciones de contratación por parte de la Administración y la elaboración de un plan para la captación y retención de las personas con este perfil.
- Mejora continua: El establecer una filosofía flexible y de mejora continua es clave en el proceso de digitalización. La ausencia de este componente puede conducir a un estancamiento e ineficiencias en el sistema.
- Seguridad: La generación y recopilación de datos requiere de sistemas que protejan ante acceso no autorizados, ataques, perdidas o uso indebido de los mismos, por lo tanto, requiere de fuertes medidas de seguridad que protejan los datos antes estos potenciales riesgos.
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