2136953043_e9d620963fSólo el 0,5% de la inversión extranjera directa en España llega a Castilla y León. Teniendo en cuenta que el PIB regional constituye el 3% del PIB de España está claro que el indicador es decepcionante. Al mismo tiempo llama la atención el poder de atracción de la Comunidad de Madrid, que atrajo un 62,2% del total.

De la observación de estos datos se pueden derivar algunas conclusiones inmediatas. En primer lugar, resulta claro que los argumentos utilizados por la región para atraer inversiones no convencen en el exterior. En Castilla y León las administraciones públicas han apostado por la generación de suelo industrial barato y han dejado en segundo lugar otros argumentos. La estrategia de atracción de inversiones a utilizar hoy en España no puede basarse en los costes productivos sino en nuevos elementos en relación a las capacidades científico-tecnológicas y a un capital humano cualificado. No es nada nuevo, pero la ausencia de Universidades y Centros de Investigación de referencia internacional y la inexistencia de polos empresariales de innovación sigue lastrando el avance de la región. Nuestros lustrosos polígonos industriales y parques tecnológicos contrastan con nuestras mediocres Universidades.

En segundo lugar no parece aventurado afirmar que Castilla y León no está sabiendo aprovechar la cercanía a Madrid para acceder al inversor internacional. Más bien al contrario, parece que esta cercanía está minando la proyección internacional de la región. En efecto, en vez de promover las redes con Madrid, en Castilla y León los esfuerzos políticos han ido en direcciones bastante diferentes sin haber sido capaces de aprovechar ese gran efecto tractor que la capital madrileña podría haber tenido para provincias limítrofes como Ávila y Segovia, y las cercanas Valladolid o Salamanca.

En definitiva, es necesario un profundo cambio en las políticas de atracción de inversión extranjera en la región que no sólo no han conseguido integrar a la región, o a sus ciudades, en las redes internacionales de inversores, empresariales, científicas y tecnológicas, sino que tampoco la han conectado a los verdaderos nodos económicos del país.

(Imagen Creative Commons vía Flickr gracias a Lumaxart)