Las sociedades y estilos de vida occidentales han conducido al uso de enormes cantidades de energía para calentar y enfriar edificios, comer, desplazarse, etc. Si toda la humanidad viviera como un europeo medio, serían necesarios tres planetas para satisfacer sus necesidades. Este consumo excesivo es una fuente de contaminación y de emisión de gases de efecto invernadero que afectan al clima y ponen en peligro las condiciones de vida en la Tierra. Esta tendencia de consumo, la emergencia climática mundial, la inestabilidad geopolítica y ahora la crisis energética derivada de la invasión de Ucrania, exigen mecanismos nuevos para acelerar la transición hacia una Europa climáticamente neutra.
La eficiencia energética, la generación a partir de fuentes renovables y, más recientemente, la flexibilidad energética han sido los elementos en los que se han centrado las políticas de sostenibilidad recientes encaminadas a la neutralidad. Sin embargo, esto ha demostrado no ser suficiente para permitir una descarbonización profunda. Por ello, para abordar el problema del consumo excesivo, se antoja necesario combinar soluciones tecnológicas con cambios de estilo de vida y comportamiento etiquetados bajo el término “suficiencia“ o “sobriedad”. El término “suficiente” significa “tanto como se necesita” o “la cualidad de ser lo suficientemente bueno”. En el contexto del consumo de energía, ‘suficiencia’ se relaciona con niveles de consumo que proporcionan una vida digna, sin poner en peligro la capacidad de carga del planeta. En resumen, la energía más verde es la que no usamos.
En este contexto, debe implantarse el marco SER (Suficiencia, Eficiencia, Renovables), donde la suficiencia debe considerarse la palanca adicional clave para una transición energética completa y justa. Los tres pilares del marco SER incluyen (i) políticas de suficiencia, que abordan las causas de los impactos ambientales de las actividades humanas al evitar la demanda de servicios energéticos y sus materiales relacionados, (ii) eficiencia, que aborda los síntomas de los impactos ambientales de las actividades humanas mediante la reducción del consumo de energía en la fase de uso, y (iii) las fuentes renovables, que abordan las consecuencias de los impactos ambientales de las actividades humanas mediante la reducción de las emisiones de GEI.
Ampliar el marco actual impulsado por la eficiencia y las renovables a la suficiencia no es nuevo. La ONG francesa Negawatt desarrolló, en 2003, el primer escenario energético que incluye medidas de suficiencia. Este escenario fue el primero en lograr una reducción drástica de la demanda de energía. Actualmente Europa ha empezado a tomar medidas para ahorrar energía ante el riesgo de escasez de gas este invierno. Alemania y España están entre los primeros países de la UE en imponer restricciones y Francia ya plantea un “Plan de sobriedad energética”. Este cambio de paradigma puede otorgar beneficios geopolíticos, climáticos y económicos inmediatos, además de permitir ahorrar en combustibles fósiles. Estrategia clave en la situación bélica y de dependencia en la que se encuentra el continente europeo.
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