51hcxXAFVNL._SS500__0Al final los países del G-8 no se han puesto de acuerdo.  Las  aspiraciones de Merkel relativas a la lucha contra el cambio climático no se han materializado en objetivos concretos. La canciller alemana, junto con el apoyo de Canadá y Japón, señaló la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% respecto a las emisiones de 1990. Sin embargo, Estados Unidos ha manifestado que no determinará ningún objetivo a largo plazo, y en una maniobra para desprestigiar aún más a la ONU, ha propuesto un encuentro alternativo, a expensas del organismo dirigido por Ban Ki Moon, entre los 15 países más contaminantes.

Ahondando en el desacuerdo, China, país invitado a la cumbre, ha expuesto que su prioridad es la erradicación de la pobreza mediante un crecimiento económico que no se restringirá por la lucha contra el calentamiento global, argumentando, no sin razón, que es injusto imponer cuotas a China cuando la responsabilidad directa recae sobre los países industrializados.

Ante este panorama, y tras el tenso cruce de declaraciones entre Rusia y Estados Unidos recordando los mejores momentos de la guerra fría, la cumbre del G-8 ha supuesto un rotundo fracaso en cuanto a lo que a priori era el principal tema a tratar.

La lucha contra el cambio climático debe dejar atrás Heilingendamm y mirar hacia 2012, estableciendo una serie de puntos clave que deben ser acordados en los próximos meses por los países sobre los que recae mayor responsabilidad. Sentar las bases de un tratado post-Kyoto requiere ponerse de acuerdo en, al menos, dos puntos esenciales:

ユ Reducir las emisiones un 50% para 2050 respecto a los niveles de 1990, limitando así el aumento de temperatura global por debajo de los 2º C y manteniendo los niveles de CO2 en torno a 500 ppm.

ユ Los países industrializados deben aumentar ese objetivo hasta una reducción de un 90% respecto a los niveles de 1990.

Estos objetivos resultan mucho más ambiciosos que los del protocolo de Kyoto actualmente en vigencia. Los últimos informes del IPCC, además de confirmar la tendencia observada de calentamiento global, exponen esas cuotas de reducción como las mínimas para estabilizar las emisiones en torno a los 500 ppm, límite a partir del cual las consecuencias del cambio climático pueden ser, además de impredecibles, catastróficas.

La aplicación de medidas de eficiencia energética, la consolidación y desarrollo de las fuentes de energía renovables y de técnicas de confinamiento del carbono, y la protección de los bosques primarios ヨmás del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero se deben a la tala de bosques tropicalesヨ son estrategias que en conjunto pueden llegar a alcanzar los objetivos mínimos que los científicos consideran necesarios para solucionar el problema del cambio climático.

Como argumenta el recién galardonado Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacioal, Al Gore, tenemos todo lo necesario para afrontar el problema del calentamiento global, tan solo falta la voluntad política. Los siete países del G-8 que han ratificado el Protocolo de Kyoto deben liderar el proceso, pues el tiempo de esperar a Estados Unidos se acaba.