En 2013, Matthew Hansen, de la Universidad de Maryland, y su equipo produjeron, a partir de imágenes de satélite, los primeros mapas globales de alta resolución que mostraban en que puntos del globo están creciendo o desapareciendo árboles. Estas imágenes sirvieron para detectar patrones a gran escala, como que Indonesia se había puesto casi a la altura de Brasil en la destrucción de masa selvática tropical. Desde entonces han refinado sus métodos y pueden revelar la pérdida de árboles en cuestión de días. Y lo más importante: dan acceso online público y gratuíto a los datos subayacentes para que activistas, empresas y gobiernos puedan monitorizar y hacer escrutinio de las actividades de deforestación en el acto, tal como relata la revista Nature.
La herramienta podría servir así, incluso, para que los países hagan escrutinio, unos de otros, de su respectiva masa forestal, un paso crucial en el cumplimiento del acuerdo de París contra el cambio climático.
Hansen y sus colegas han trabajado las últimas décadas en el desarrollo de un producto “globalmente consistente y localmente relevante”, para la mejor visualización de la huella ecólogica del ser humano a partir de información accesible para todo el mundo, con la pretensión de dar respuesta a gobiernos y organismos con recursos limitados para realizar trabajos de campo de control de la masa forestal o implementar sistemas de monitorización in situ. Para ello, han trabajado en la creación de programas que identifiquen distintos tipos de vegetación a través de los datos que recogen los sensores de los satélites.
No obstante, y aunque hay unanimidad en que han abierto una nueva era en la medición de la deforestación, los datos de Hansen han atraído críticas por, por ejemplo, la definición de bosque empleada, que incluye plantaciones de palma de aceite y agrobosques. Por esa y otras razones, algunas voces reputadas expresan sus dudas de que los datos puedan usarse para evaluar el progreso respecto a los compromisos climáticos y forestales internacionales. Pero donde si han conseguido hitos indudables es en el fomento de la cultura de compartir información, la transparencia, y la monitorización pública para el escrutinio y la presión.