Dinamarca quiere servir de ejemplo como país más ambicioso del mundo en el desarrollo de la agricultura ecológica y sostenible. El 2015, el Gobierno Danés adoptó un plan de 67 puntos para doblar el número de hectáreas dedicadas a la agricultura orgánica y servir más alimentos orgánicos en las instituciones públicas (incluyendo comedores escolares, hospitales o centros de día) antes de 2020. El plan incluye medidas para apoyar a los agricultores que se deciden a iniciar una transición hacia lo ecológico, poniendo al sector público como ejemplo mediante el uso de las tierras propias del Gobierno. El plan también contempla fortalecer la conciencia ecológica de los jóvenes desde las escuelas.
Entre los ciudadanos daneses existe una importante demanda de productos orgánicos, el sello nacional de producto orgánico lleva 25 años en los supermercados y los consumidores lo identifican ampliamente. Así que el aumento de la producción de orgánicos pasa también por el objetivo económico de depender menos de las exportaciones. Pero los motivos medioambientales también son claros.