El Banco Central Europeo o los bancos centrales de Japón, Suecia, y Suiza, han introducido tipos de interés negativos, pero en Dinamarca, donde tienen tipos negativos ya desde 2012, se da algo que se nos antoja difícil de imaginar. Hay ciudadanos que cobran intereses por la hipoteca de su vivienda, así como empresas – por ahora no individuos- que tienen que pagar por guardas sus fondos en un depósito bancario. Según expertos citados por Bloomberg, no se prevé que los tipos vuelvan a ser positivos hasta 2018, con lo que se vive un “experimento” de política monetaria sin precedentes, que desafía a la ortodoxia financiera.
Por de pronto, parece que no se han presentado grandes distorsiones en la economía, quizá por que se trate de Dinamarca, pero hay economistas que ven potenciales peligros en el futuro. El ahorro no recibe intereses, y hay presiones sobre la rentabilidad bancaria. Los precios de los apartamentos han aumentando un 43% entre 2010 y 2015 y ha habido un boom hipotecario que hace temer que ocurrirá en los hogares cuando los tipos remonten. Los autoridades danesas defienden sin embargo tener las políticas adecuadas para evitar un boom inmobiliario especulativo como el que tristemente conocimos nosotros. El mercado inmobiliario está fuertemente regulado, resulta difícil poder comprar una vivienda en la que no se pretende vivir, y es casi imposible que extranjeros sin conexión con el país puedan adquirir una propiedad.