Imagen 124“Para enfrentarse al cambio global con la actual situación de “eco-crisis”, económica y ecológica, hay que plantear transformaciones estructurales con una transición del sistema productivo y su motor energético hacia la economía del futuro: innovadora, eficiente, competitiva y de baja intensidad en carbono, en materia, en energía y en territorio”.

Este es uno de los párrafos que expone Luis M. Jiménez Herrero en la en la presentación de  del informe Sostenibilidad en España 2009, documento que vió la luz hace poco más de dos semanas. El director del OSE, en velada referencia a la Ley de Economía Sostenible, argumenta que el planteamiento de actuaciones para la recuperación económica a corto plazo debe alinearse con la elaboración de un nuevo modelo de desarrollo que marque las directrices estratégicas a seguir en pos de la sostenibilidad.

 

Paradójicamente, la situación de crisis económica ha favorecido que varios indicadores de los expuestos en el informe registren tendencias positivas, como las emisiones de gases de efecto invernadero, o la ocupación del suelo por construcción de viviendas nuevas y urbanización. Así, Jiménez-Herrero expone que “la nueva economía sostenible se debe fundamentar en modelos de producción y consumo que, de forma simultánea, puedan generar beneficios, favorecer una transición justa, fomentar puestos de trabajo de calidad, producir más y mejor con menor impacto ambiental, al tiempo que pueda satisfacer verdaderas necesidades, eliminando las “necedades” de un consumo superfluo”.

 

Imagen tomada de The Sustainable Economy, interesante link de Fairleigh Dickinson University

El interesante texto de discurso-presentación introduce un informe profuso en información, con más de 160 indicadores seleccionados de la Estrategia de Desarrollo Sostenible Española y Europea (y algunos elaborados por el propio OSE) estructurados en torno a seis bloques principales: dimensión económica, dimensión social, dimensión ambiental-territorial, dimensión institucional, dimensión cultural, dimensión global. Entre otras, una novedad destacable es que la información se presenta georeferenciada, enfatizando la prespectiva territorial de la sostenibilidad.

El OSE, una entidad que “fomenta la concienciación y la participación pública para contribuir a las transformaciones sociales hacia la sostenibilidad”, sigue incrementando la calidad de sus informes anuales. Leyendo la interesante presentación de Luis M. Jiménez-Herrero, quizás se echa de menos un capítulo final de conclusiones generales (cabe decir que si se hace una evaluación de cada indicador estudiado), un apartado donde el OSE exponga su visión propia  sobre la sostenibilidad en España a la vista de los datos y resultados que arroja el informe. Por otro lado, en la línea de lo expuesto en un post de hace meses, no estaría mal que se incluyera al OSE entre los instrumentos para la aplicación y evaluación de la ley de economía sostenible (artículos 135, 136 y 137 del anteproyecto de ley).