El calentamiento global no solo tiene un impacto negativo sobre el clima, sino que también aumenta la desigualdad económica a nivel mundial. Esta es la principal conclusión de un estudio de la Universidad de Stanford publicado en abril de este año en la revista científica ‘Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS)’. Su principal autor, el científico del clima Noah Diffenbaugh, afirma que la mayoría de países más pobres de la Tierra son considerablemente más pobres de lo que lo hubieran sido sin el calentamiento global. Al mismo tiempo, la mayoría de los países ricos son más ricos de lo que lo hubieran sido, añade Noah en un comunicado.

Según el estudio, el cual analiza 50 años de mediciones anuales de temperatura y producto interior bruto (PIB) en 165 países, el calentamiento global a agravado la brecha económica entre países ricos y pobres desde los años 60. Los cambios de temperatura causados por las crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera han enriquecido a países fríos como Noruega y Suecia, y han frenado el crecimiento de países cálidos como India y Nigeria. Los autores demostraron que los cultivos son más productivos, las personas están más sanas y somos más productivos en el trabajo cuando las temperaturas no son ni demasiado altas ni demasiado bajas. Esto significa que, en países fríos, un poco de calentamiento puede ayudar, mientras que sucede lo contrario en lugares que ya están calientes. Por tanto, y según este estudio, se podría afirmar que el cambio climático provoca una sociedad desigual y acentúa la pobreza.

Aunque la desigualdad económica entre países ha disminuido en las últimas décadas, la brecha se habría reducido más rápidamente sin el calentamiento global. Los impactos de la temperatura pueden parecer pequeños de un año a otro, pero pueden generar ganancias o pérdidas a lo largo del tiempo. Imaginemos una cuenta de ahorros, donde las pequeñas diferencias en la tasa de interés generan grandes diferencias en el saldo de la cuenta en 30 o 50 años. Por ejemplo, y después de acumular décadas de pequeños efectos por el calentamiento, la economía de India es ahora un 31% más pequeña de lo que hubiera sido en ausencia del calentamiento global.

Los países que emiten más emisiones disfrutan en promedio de un 10% más alto del PIB per cápita en comparación con el que tendrían en un mundo sin calentamiento, mientras que los emisores más bajos se han reducido en un 25%. Mientras más se calienten estos últimos países, más resistencia habrá a su desarrollo. El problema radica en que, históricamente, el rápido desarrollo económico ha sido impulsado por combustibles fósiles. A partir de ahora, dicho desarrollo tendrá que llevarse a cabo con la sostenibilidad ambiental como base, para lo cual será necesario incentivar subsidios e inversiones en energías renovables y desarrollar las tecnologías limpias. No se les puede exigir a los países en vías de desarrollo que basen su crecimiento económico únicamente en energías limpias, ya que estas tienen todavía un gran coste asociado. Por tanto, es inevitable que los países desarrollados inviertan y contribuyan económicamente en países en vías de desarrollo para acelerar esta transición. Llegará un momento, en no muchos años a partir de hoy, cuando las energías renovables sean consideradas unánimemente tanto por empresas y gobiernos como el único camino (económicamente rentable) a seguir para mitigar el cambio climático a su vez que se protege el bienestar de las personas.

Julen González Redín
PhD en Desarrollo Sostenible
NAIDER