La contaminación del aire causó 428.000 muertes prematuras en Europa en el año 2014, según datos de un reciente estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Gracias a las políticas planteadas y a los avances tecnológicos en la reducción de emisiones, el estudio observa una leve mejoría en las calles europeas – el estudio anterior cifró en 467.000 las muertes debidas a este riesgo –, pero la mala calidad del aire sigue siendo la principal causa ambiental de muertes prematuras en Europa.
En los 28 países de la Unión Europea se calcularon 399.000 muertes prematuras por la presencia de partículas finas en el aire, 23.180 de las cuales corresponderían al Estado Español. No sólo las partículas en suspensión son fuente de preocupación, el dióxido de nitrógeno (NO2) y el ozono troposférico (03) causaron alrededor de 78.000 y 14.400 respectivamente. Los principales contaminantes fueron el transporte rodado, la agricultura, las centrales eléctricas, la industria y las viviendas. Además de reducir la esperanza de vida de la ciudadanía y contribuir al cáncer y a enfermedades cardíacas y respiratorias, la mala calidad del aire incrementa gastos médicos, reduce la productividad laboral, y daña el suelo, los cultivos, los bosques y los ríos, por lo que el impacto económico es evidente.
Según el presidente de la AEMA Hans Bruyninckx, “como sociedad, no deberíamos aceptar el coste de la contaminación atmosférica”, y “resulta alentador observar que muchos gobiernos europeos, y en especial ciudades, han tomado la iniciativa de proteger la salud de sus habitantes mejorando la calidad del aire”.