La ciudad es un escenario de hechos cotidianos, de pasiones encontradas y desencuentros sin pasión, de celebraciones y derrotas, de enfrentamientos y silencios, de escándalos y gritos, de historias contadas con canciones. Las ciudades han sido protagonistas de grandes canciones de la música moderna desde su propio título (New York, New York en la versión de Frank Sinatra por ejemplo; Viva Las Vegas en versión Elvis Presley; London calling, de los míticos The Clash; Pongamos que hablo de Madrid, de Joaquín Sabina; Barcelona, de Freddie Mercury y M- Caballé; Berlín, de Lou Reed; estas se me ocurren sin pensarlo mucho, si pensamos un poco más seguro que surgen más títulos míticos) y otras veces con referencias más veladas a determinados espacios, calles o lugares (aquí el listado sería extensísimo).
Por otro lado, los grandes cambios en la evolución de la música moderna también han tenido a las ciudades como iconos representativos: Seattle y elmovimiento grunge, Manchester y el nacimiento del trip-hop, Liverpool y el fenómeno The Beatles, Nashville como gran cuna del country, Chicago y Memphis como epicentro del blues, New Orleans y el jazz, también el blues o el soul, Detroit y el sonido Motown, San Francisco y todo el movimiento hippie y la psicodelia, la movida madrileña….casi todo referencias de Estados Unidos, lo admito. Pero es que hasta mi pueblo ha tenido su propio sonido, el Getxo Sound, toda una burbuja musical en la que, por cierto, había grupos bien interesantes.
Sirva todo esto para pensar en el poder creativo de las ciudades. Me centro en la música, y en la música moderna más concretamente, porque es lo que más me inspira y lo que respiro, pero podríamos pensar en otras manifestaciones artísticas y creativas. Para todos estos creadores (y todos los que no he nombrado y espero que aparezcan en los comentarios al post) la ciudad era un motivo para crear, para hablar, para expresarse. O era una excusa para contar y cantar. Y en las ciudades se esconden miles de historias personales o colectivas, y algunas de ellas han sido cantadas.
La ciudad ha sido y es el epicentro de cambios culturales icónicos en las últimas décadas, como pueden ser París y San Francisco. Volviendo a la música, en todas las ciudades mencionadas podemos atrevernos a identificar varios puntos en común:
- Emergencia social de determinados colectivos: bien sea en forma de reivindicación de derechos o en forma de reivindicación de mejoras económicas, la generación Y con el movimiento grunge, la generación electrónica con el hip-hop, los negros americanos en el Sur o los adolescentes deseosos de libertad en la España posfranquista. En todos estos casos tenemos una determinada clase social que busca manifestarse y también lo hace desde el punto de vista musical.
- Existencia de una incipiente industria: en casi todos los casos, el movimiento musical se formó en torno a personas concretas que estaban abriendo nuevas formas de expresión musical, bien a través de nuevos sellos discográficos (Sub Pop en Seattle, Motown en Detroit,ナ), bien a través de salas de conciertos, tiendas de discos o incluso empresas de tecnología con aplicaciones musicales. Líderes con nombres y apellidos, algunos ampliamente conocidos y otros simplemente anónimos, que revolucionaron la forma de pensar y la forma de hacer música.
- Capacidad de renovación de los creadores: los nuevos estilos que han ido surgiendo se han basado siempre en la mezcla, en la capacidad ecléctica de músicos y creadores que querían ir más allá, en la reunión de experiencias y músicos con trayectorias diferentes. Alguien en algún momento pensó que los medios tiempos y la estética melancólica no estaban reñidos con la música electrónica y así nació el trip-hop. De la unión de trayectorias folkies y bluegrass con el rock surgieron las mejores expresiones del movimiento hippie en Estados Unidos.
- Red de espacios: también podemos observar que en todas estas ciudades ha sido decisiva la localización de determinados lugares (principalmente, salas de conciertos y estudios de grabación) para atraer a músicos, productores y, sobre todo, público. Sin sobrevalorar la importancia de las infraestructuras, pero teniéndola en cuenta también, es cierto que estos espacios sirvieron a veces de símbolos (la sala CBGB en Nueva York como centro del punk-rock, Motown Records en Detroit o la sala Rock-Ola en el Madrid de los primeros ochenta).
- Contexto de cambio cultural: en la mayoría de los casos, nos encontramos con momentos de emergencia social e nuevos valores culturales (los aires de libertad y anti-belicistas del movimiento hippie americano, la búsqueda de nuevas expresiones tras los años de dictadura en la España de la transición, la crisis de valores y el desasosiego propios de la Generación X del movimiento grunge, etc.).
No es este un tratado de música, tan sólo una forma de tratar de entender con un ejemplo sencillo lo que dice la teoría sobre la capacidad de las ciudades como motores económicos y sociales. La efervescencia urbana genera creatividad y esta creatividad es capaz de crear negocios, alumbrar nuevos sectores económicos, canalizar nuevas formas de expresión.
Nota. Como continuación de este post, en Google Maps hemos abierto un mapa colaborativo para que cualquier persona pueda señalar más canciones tituladas o relacionadas con alguna ciudad.