Suena a ciencia ficción, pero, en Islandia funciona una central eléctrica pionera capaz de capturar gases invernadero de la atmósfera y transformarlos en mineral sólido. De esta manera, el CO2 se almacena de forma permanente y no se libera al aire. Tal como relata la revista Smithsonian, es un proceso que se ha experimentado durante décadas, y desde 2017, la startup suiza Climeworks y el proyecto islandés CarbFix parecen haber dado con una solución práctica.
La startup suiza había desarrollado la forma de filtrar y capturar CO2 de la atmósfera, y se encontraba en busca de una forma de almacenamiento permanente de gases invernadero. En esta búsqueda, se unieron a los investigadores de CarbFix, que documentaron cómo inyectar CO2 bajo tierra y convertirlos en minerales carbonatos en menos de dos años. La transformación es posible gracias a la geología local islandesa y a cierta geoquímica. Así, la tecnología de filtrado de Climeworks se instaló en la planta Hellisheidi de Reikiavik, donde la tecnología de solificación de CarbFix ya se estaba empleando.
Por ahora, la planta realiza el proceso con capacidad limitada, “más como una pajita que como una aspiradora”. Su capacidad anual de transformación se calcula en 900 toneladas. Sin embargo, para las empresas partícipes, “el potencial de escalar nuestra tecnología en combinación con el almacenamiento de CO2 es enorme; no solo en Islandia, sino en multitud de lugares con formaciones rocosas semejantes”.