A través de Plataforma Urbana descubro un indicador sorprendente, fruto del trabajo de los economistas Andrew Lawrence y Mark Thornton, publicado en 1999 (aquí un pdf con un documentos de trabajo posterior (2005) del segundo de los nombrados, “Skyscrapers and business cycles” que presenta ya conclusiones finales). En sus estudios parece demostrarse que existe una correlación entre ambos factores, de forma que en épocas de crisis económica ha sido siempre usual la proliferación de anuncios de construcción de edificios que intentaban superar en altura a los ya existentes. También se puede encontrar en el blog de la organización Ludwig von Mises Institute un artículo sobre el tema.

Así, en la historia del siglo XX se pueden identificar varios momentos, tal como lo cuenta Luz María Zambrana:

El primero ocurrió entre 1904 y 1909, cuando el Edificio Singer se alzó como el más alto en 1908 para luego ser superado por el Edificio Metropolitan Life el año siguiente. Ambos fueron terminados en medio de El Pánico de 1907, una de las mayores crisis financieras vividas por EE.UU.

Otro ejemplo son los edificios que marcarían nuevos récords de altura anunciados a fines de los años 20, en pleno auge del mercado de capitales. El edificio de Manhattan Company en el 40 de Wall Street (hoy Edificio Trump), el Chrysler y el Empire State fueron los heraldos de la Gran Depresión.

El tercer gran ciclo ocurrió 40 años después. Nuevamente el mundo vivió una expansión en la década anterior para entrar en 1970 en una fase de recesión y alta inflación que se denominó “stanflación”. Paralelamente, tanto en Chicago como en Nueva York se edificaba una serie de rascacielos que establecería nuevas marcas: Las Torres Gemelas y la Torre Sears.

En las economías de Asia-Pacífico tuvo lugar el cuarto auge en la construcción de edificios. Las Torres Petronas terminadas en 1997 fueron símbolo del milagro económico de Malasia. Sin embargo, ese año comenzó la Crisis Asiática.

“Ahora estaríamos viviendo el quinto boom con la nueva generación de rascacielos que están en construcción no sólo en los países árabes, sino desde China hasta Brasil”, afirma Thornton.

El propio autor, por lo visto, reconoce que ha habido otros momentos de difucltad económica en los que el patrón “rascacielos” no aparece. Aun así, resulta ciertamente curioso, a la vista de los acontecimientos actuales y de la profusión de nuevos proyectos arquitectónicos que surgen casi diariamente. Por poner un ejemplo, en las dos últimas semanas he recopilado los siguientes artículos relacionados con Dubai, ciudad de la que hemos tratado ya en otras ocasiones:

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