El acuerdo alcanzado recientemente entre Estados Unidos y Europa por un lado e Irán por otro aporta un poco de aire fresco al planeta, al parecer, entre hostilidades y amenazas de bomba atómica había tiempo para sentarse a negociar, y es que para quiénes recibimos la noticia de buenas a primeras entre el café y las galletas de un día cualquiera nos es complicado entender cómo se puede pasar de un polo al opuesto.
El acuerdo contempla la derogación de las sanciones impuestas al país persa a cambio de que este deje de lado ciertas actividades relacionadas con el uranio en el ámbito militar, aún así, no todo lo que reluce es oro ya que este acuerdo será temporal y dependerá exclusivamente de futuros acuerdos que hay negociar.
Según ha comentado el ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif “Es importante que apreciemos la oportunidad de acabar con una crisis innecesaria y que se abran nuevos horizontes basados en el respeto y en los derechos del pueblo iraní, y que eliminen cualquier duda sobre la naturaleza exclusivamente pacífica del programa nuclear de Irán”
El discurso de Obama no dista mucho de el del ministro iraní que ha recalcado como el objetivo es “un futuro en el que podamos verificar que el programa nuclear iraní es pacífico y que no puede usarse para construir una bomba nuclear”.
En cualquier caso, las implicaciones a nivel económico son potencialmente muy importantes. El levantamiento de las sanciones impactará directamente en la economía no sólo de Irán, sino que también directa o indirectamente en el resto del mundo. En el fondo, no es un acuerdo político sino fundamentalmente económico.
Por un lado, el petróleo. Irán tiene la cuarta mayor reserva de petróleo del mundo, 150.000 millones de barriles, y la segunda mayor reserva de gas natural del planeta. Sólamente el anuncio del acuerdo ha hecho que los precios del petróleo comiencen a bajar.
Se espera que Irán aumente sus exportaciones de petróleo en hasta un 60% en un año, según una encuesta de 25 analistas petroleros realizada por la agencia de noticias Reuters. Cualquier cambio, no obstante, será paulatino porque Irán no la infraestructura petrolera y de gas en Irán es muy básica. Construir la infraestructura necesaria llevará, al parecer, unos años. Y un incremento significativo de la producción, tal vez décadas. Pero bueno, el impacto esá ahí.
En todo caso, los países de la región y de los países occidentales beneficiarán de alguna manera. Los países vecinos importadores de petróleo como Turquía se verán favorecidos doblemente. Por un lado, la restitución de las exportaciones iraníes de petróleo y el descenso de los precios aliviará la presión sobre su déficit energético.
Por otro lado, en un escenario positivo basado en la confianza de que todo va a ir a mejor en la región, Irán será el principal beneficiado, aunque no el único. Una vez que se liberen las sanciones, habrá un crecimiento adicional derivado de las nuevas inversiones. Según el Banco Central de Irán, la tasa de crecimiento del PIB podría mantener un crecimiento medio del 5-6% los próximos años, frente al 2.0-2.5% previsto antes del acuerdo. La eventual apreciación del tipo de cambio reduciría la inflación a entornos cercanos al 5%, desde el 15% actual. por su parte. la pujante clase media iraní aumentará la demanda de bienes de importación de los países occidentales y de otros países de la región.
A pesar de los avances económicos, el acuerdo firmado indica que el mundo es ahora un poquito mejor y que el esfuerzo de la diplomacia americana (y también europea) por posibilitar los cambios no ha sido en vano.