_visd_00BBJPG0121AJeremy Rifkin publica un nuevo libro, La Tercera Revolución Industrial: Cómo el poder lateral está transformando la energía, la economía y el mundoEstando las cosas como están, una revolución industrial parece que, tarde o temprano llegará o está llegando ya sin darnos cuenta. Como en otros libros, el autor consigue dibujar tendencias que pronto se asentarán. En este caso concreto, el libro es un muy buen ejercicio de síntesis y de estructuración -en forma, nada menos, de una revolución industrial- de muchas de las cosas que están pasando.

La tesis básica del libro es que el desarrollo de todas las posibilidades deinternet y el avance de las energías renovables son los dos pilares sobre los que asentar la nueva fase industrial en la que entraremos construyendo una internet de la energía. El viejo modelo centralizado y jerárquico de la información se ha roto definitivamente con la irrupción de nuevas formas de acceso y creación del conocimiento, una forma distribuida, compartida y estructurada en red. Es algo fácil de ver en nuestra vida diaria aunque aún choque contra posturas de viejo modelo que buscan mantener sus privilegios y lógicas. Más imperceptible es la transformación y el cambio de lógica que suponen las energías renovables y cómo se van a aprovechar del uso de internet para construir una nueva estructura energética. Pero es un cambio que también se está dando y, según, el autor, esa unión será la clave para la extensión definitiva de las energías renovables a través, también, de un modelo energético distribuido aprovechando las redes inteligentes y la capacidad de descentralizar la producción y de crear puntos locales de generación energética.

La Tercera Revolución Industrial estará basada en cinco grandes pilares:

  • Las energías renovables, principalmente la solar y la eólica en sus diferentes versiones y soluciones tecnológicas.
  • Los edificios como minicentrales eléctricas capaces de concebirse como productores de la energía para su metabolismo y también generar excedentes para otros usos.
  • El hidrógeno como tecnología de almacenamiento para resolver la inestabilidad de los flujos de las energías renovables.
  • Internet como tecnología para facilitar un modelo de energía compartida y distribuida.
  • El vehículo eléctrico como nuevo medio de transporte alternativo a los vehículos movidos por combustibles fósiles.

El fin de, según el autor, de “una civilización erigida sobre la base de los combustibles fósiles” y las infraestructuras energéticas y de información jerárquicas (explica algunas de estas cosas en esta entrevista). Las dos grandes revoluciones industriales anteriores también nacieron de avances tecnológicos fundamentales en las nuevas tecnologías de la comunicación y las nuevas fuentes energéticas, y ambos factores vuelven a coincidir en la Historia. Hemos vivido desde la Segunda Revolución Industrial en un modelo basado en cuatro grandes factores estructurantes: la electricidad centralizada (grandes fuentes de generación energética y una infraestructura de red unidireccional), el automóvil privado movido por petróleo como combustible y la cultura suburbana (de esta resolución espacial ya hablamos hace unas semanas). De este cambio de modelo también participa, y se ocupa de ello el autor dando así una visión muy integral de los cambios que están sucediendo en la sociedad actual, una nueva estructuración social y económica en torno a relaciones laterales(enlazando así con todo el desarrollo de su anterior libro, “La civilización empática“) basadas también en los cambios en la organización industrial (el fin de la gran empresa capitalista tayloriana centralizada verticalemente), el ascenso de la economía colaborativa (con ejemplos como Wikipedia, el couchsurfing, el Zipcar como ejemplo de nuevo modelo de movilidad, Mozilla o Kiva) o la crisis del sistema educativo y la emergencia de nuevas formas de aprendizaje peer to peer.

El libro también contiene jugosos relatos de la experiencia del autor comoasesor de alto nivel de muchos gobiernos durante los últimos años. En especial, Jeremy Rifkin insiste en su cercanía a las instituciones europeas frente al escaso eco de la administración estadounidense (tanto de Bush como de Obama) por construir un nuevo paradigma industrial. En este sentido, estando las cosas como están hoy, el libro merece la pena sólo por leer sus encuentros con dirigentes como Angela Merkel,  Durao Barroso o Romano Prodi. El capítulo dedicado a Zapatero (recordemos que Jeremy Rifkin formaba parte de aquel consejo de asesores económicos) destapa algunos entresijos de la política energética en España y señala a Miguel Sebastián como principal escollo para acelerar la transformación del modelo energético español y, en general, la búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo económico en el que, por lo visto, Zapatero tenía altas esperanzas. Por no hablar de cómo hace tan sólo unos meses Rifkin tenía trato directo con Papandreu y parecía posible crear las condiciones de una nueva revolución industrial con Grecia como vagón de enganche. Casi nada si leemos los periódicos de estos días. Ciudades como Utrecht, Mónaco, San Francisco o roma pasan por las páginas del libro, así como otros relatos personales de las relaciones de observador privilegiado del autor con gobiernos y responsables de política energética del Reino Unido, Italia, Senegal o Alemania.

He leido la mayoría de los libros del autor y este es, en mi opinión, uno de los más completos. Con La era del acceso acertó plenamente a adelantarse a algo que llegó con el tiempo; por contra, en La economía del hidrógenosupo ser visionario pero el tiempo ha demostrado que las cosas han ido más despacio, mientras que La civilización empática es más un dibujo bienintencionado frente a la realidad mucho más dura que vivimos. Este nuevo libro aporta, en fin, una visión de conjunto de muchas tendencias que están aquí, y otras que quizá lleguen más pronto que tarde.

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