La privatización de la explotación de tabaco en España acabó con la actividad económica de la fábrica, que se erigía como un edificio emblemático en el centro de la ciudad. El nuevo Centro Cultural, contiene espacios de co-working, de diseño colaborativo, de una biblioteca, salas audiovisuales, locales comerciales, exposiciones de arte y cine, espacios libres abiertos para la sociedad, salas de diseño de moda y de danza. Además, acoge talleres y eventos, y también financia proyectos de impacto social basados en la innovación.

Su situación estratégica tiene implicaciones que van más allá que la rehabilitación del edificio de la Tabakalera, ya que este edificio emblemático se convierte en punta de lanza para la transformación urbana que engloba al barrio de Egia, el parque de Cristina Enea, la estación de autobuses, el entorno de Atotxa, encarando el soterramiento de las vías con la llegada del TAV y la nueva estación de trenes.

Antes y después del proyecto de Tabakalera.

Volviendo la mirada al edificio de Tabakalera, este se llevó a cabo gracias a la creación de una Sociedad Mercantil que creó el Centro Internacional de Cultura Contemporánea, S.A., con la participación del Ayuntamiento de San Sebastián, La Diputación Foral de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco a partes iguales y cuenta con un capital social de 12 millones de euros.

Porcentaje de participación de las administraciones públicas

Una vez rehabilitado el edificio, tanto las instituciones públicas como las iniciativas privadas desarrollan sus proyectos en este edificio cultural. El nuevo edificio cuenta con una plaza interna que ha conseguido atraer a la ciudadanía y perpetuar un espacio público de uso y disfrute. La misión compartida de todas las instituciones y proyectos que conforman Tabakalera es contribuir al desarrollo de la capacidad creadora y crítica de la sociedad vasca, favoreciendo el ocio creativo y participativo (tabakalera).