La capital danesa, ciudad donde el 40% se desplaza al trabajo en bicicleta, se nos acerca a la idea de un paraíso para los ciclistas urbanos. Sin embargo, tal y como informa la revista Wired, las autoridades de Copenhague no se conforman, y quieren aumentar el número de vecinos que deja el coche en el garaje. La ciudad invertirá 6,2 millones de euros en un “Plan de Acción de Sistemas de Transporte Inteligente” que incluye la instalación de 380 semáforos capaces de detectar, y priorizar, el tránsito de buses y bicicletas en las intersecciones.
La idea es mejorar el atractivo los medios de transporte “verdes” reduciendo “pérdidas de tiempo”: se estima que la duración de los viajes en bus urbano será entre un 5% y un 20% más corta, mientras que los ciclistas tardarán un 10% menos en llegar a destino. La idea de semáforos inteligentes que toman decisiones al momento no es nueva; lo novedoso es que se colocan las bicicletas y los buses jerárquicamente por encima de los coches.