El pasado 30 de junio de 2020 se publicaba el Informe anual de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), bajo el título “The Sustainable Development Goals and Covid-19”. El informe, elaborado por La Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (SDSN), proporciona una visión general de los avances realizados hasta el momento en torno a los 17 ODS. Entre los principales mensajes que se desprenden, desatacan:

La crisis sanitaria ocasionada por el COVID19 ha afectado prácticamente a todos los ODS, incluso en los países con rentas más elevadas, que por su situación socioeconómica deberían ser más resilientes frente a estas coyunturas. Las medidas de confinamiento y distanciamiento social adquiridas para paliar la pandemia han propiciado una crisis económica y social a escala global, implicando una pérdida de empleos masiva y aumentando las desigualdades existentes. Una vez más, las personas vulnerables (niños, ancianos, discapacitados, migrantes y refugiados) y las mujeres han sido los grupos más perjudicados. En este aspecto, la crisis ha frenado los avances que se estaban realizando en materia social y económica.

El cambio climático sigue siendo la gran asignatura pendiente. 2019 fue el segundo año más calurosos del que se tenga constancia y los niveles de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero en la atmósfera fueron también los más altos hasta la fecha.

Si algo positivo ha propiciado el parón económico, es la sustancial mejora de los indicadores medio ambientales a lo largo de 2020 (se estima que las emisiones de gases de efecto invernadero caigan alrededor de un 6 % en 2020). Sin embargo, no debe caerse en el error de considerarlo un parche que maquille las malas prácticas llevadas a cabo hasta el momento, sino como una oportunidad para comenzar a reconstruir la economía bajo modelos de producción, consumo, ciudad, etc. basados en la sostenibilidad.

El cambio climático es un problema estructural y su solución pasa por tomar medidas acordes a su magnitud e importancia. La situación social y económica actual requiere medidas inmediatas centradas en el presente y que, en cierto modo, pueden no tener en cuenta sus implicaciones a futuro con el Medio Ambiente. No es el caso de las políticas de recuperación, que por su carácter estructural, no solo deben estar diseñadas para aumentar la competitividad de las empresas si no que tienen la obligación (y la capacidad) de traccionar una sociedad y economía más limpias y respetuosas con el Medio Ambiente. No dejemos olvidado en la UCI al paciente cero del COVID19.

Para obtener más información acerca de los resultados, puede consultarse el informe o visitar su página web donde cuentan con un mapa interactivo, los perfiles específicos de cada país, su ranking y muchos más datos interesantes.

Jokin Etxebarria

MSc Business & Management

NAIDER