Los peores augurios están aquí. Que habría recortes en el gasto público era esperable, pero no quería imaginar que esto sería lo único que nuestros representantes políticos nos iban a presentar en el proyecto de presupuestos.
Recortar para invertir en el futuro era el deseo que expresaba en mi último post y de eso nada de nada. Desde luego, ni la innovación, ni tampoco la educación y la ciencia son prioridades reconocibles por ningún lado. En todos ellas (en lo que se puede ver en el proyecto de presupuestos) hay recortes muy, muy sustanciales.
Alguien podrá argumentar que en estas materias, como en otras, despilfarrábamos el dinero y que, finalmente, se hará lo mismo o incluso más con menos fondos. No digo que no haya despilfarro de recursos públicos y que, por supuesto, se pueden hacer las cosas mejor. Lo que se respira en el presupuesto, sin embargo, no va por ahí. Se recorta en estas partidas porque tienen fondos y porque total ¿que más da? Como decía uno de mis amigos con mucha “coña” “From lost to the river”.