Neutralidad de la red: disculpen, pero no es tan sencillo
Hoy el País recogía la noticia sobre la moción presentada por el PP ante el senado en la que se pide que se respete la neutralidad de por parte los operadores de telecomunicaciones. Una neutralidad que dice que debe “asegurar que los paquetes de datos que circulan por sus redes reciban siempre el mismo tratamiento, sin prioridad ni jerarquía, independientemente de su contenido, origen, destino o protocolo, y sin que se filtre el tráfico para privilegiar, degradar, limitar o impedir el acceso a cualesquiera páginas o servicios”. De nuevo, se tacha la discriminación de cualquier tipo como negativa y además se cita textualmente que todos los protocolos deben ser tratados de igual manera siendo en este punto donde más se confunden.
Podría ser tan sencillo pero, desgraciadamente, no lo es. Para entender por qué no es tan simple imaginemos, por un momento, que este principio de neutralidad se aplicara a las autopistas. Lo que estamos diciendo es que una persona (contenido) con cualquier origen y destino (Madrid y Barcelona por ejemplo) tendrían que recibir el mismo tratamiento. Sin embargo, el protocolo aquí sería como el vehículo en el que viajamos: ¿dejaríamos que un conductor con una cosechadora de 15m de ancho viajara por una autopista a 20 km/h? La cosechadora crearía un gran atasco limitando la velocidad y el acceso de otros, esto obligaría a invertir muchísimo más dinero para tener autopistas mucho más anchas, lo cual repercutiría en el precio que pagaríamos todos los usuarios de autopistas (o peor aún, todos los contribuyentes).
Esta situación es la que se da o se puede dar en las redes de telecomunicaciones. Servicios como P2P o como la descarga de ficheros de enormes cantidades de datos (vídeos, música, etc) puede generar atascos para información que es mucho más sensible al “tiempo real”: telefonía, vídeoconferencia, etc. En este caso la discriminación hace que los usuarios disfrutemos de un mejor servicio y por un menor precio ya que las Telecos pueden discriminar el tráfico dando prioridad a los datos en tiempo real y no necesariamente teniendo que invertir para tener redes más y más anchas.
El problema del debate sobre la neutralidad de la red es que se intenta simplificar en exceso: la clave no es garantizar la neutralidad de la red por ley sino garantizar que los operadores de telecomunicaciones no realizan un abuso de su poder de mercado y un mal uso de tácticas discriminatorias. La neutralidad de red no debe significar eliminar cualquier discriminación pues existen discriminaciones positivas que incrementan la calidad, seguridad y la eficiencia de las comunicaciones. La discriminación del tráfico es como el colesterol: lo hay bueno y malo. Pero no sólo eso, sino que una determinada discriminación puede ser buena para un grupo de usuarios y contraproducente para otros…
Jon M. Peha profesor de la Carnegie Mellon University y Chief Technologist de la FCC hace un profundo análisis de los pros y contras de la discriminación, y de sus tipos, en este artículo, cuya lectura recomiendo encarecidamente.
Por favor, no simplifiquemos.
(Imagen de cabecera Creative Commons de Bruno Grini)