niños9dAl final de la vida de Albert Einstein, cuando ya era una personalidad reconocida y reverenciada en todo el mundo, recibió la carta de una madre preguntándole como podía estimular a su hijo para que se convirtiera en un gran científico a la vanguardia de la innovación, la contestación de Einstein fue sencilla: léale cuento de hadas.

 

Esta visión sobreentiende que la creatividad no es una disciplina específica, pero si  el punto de partida de la innovación y que debe ser complementada por los procesos que sustentan  y dan forma a su desarrollo.Se complementa  a través de la educación, proveyendo de conocimiento y habilidades pudiendo así expresar el talento, el cual se transforma en logro e investigación y  que nos lleva directamente a la innovación, que a su vez nos encamina al desarrollo y al progreso.

La innovación está comúnmente aceptada como dimensión fundamental del desarrollo y el progreso. Tanto en ciencias como en humanidades o en el arte, todas las disciplinas dependen de que la innovación les lleve un paso más allá. Sin embargo, la innovación no tiene lugar en el vacío, cualquier innovación sistemática viene de la aplicación de nuevo conocimiento, de los resultados de investigación, del proceso de testeo de nuevas ideas…

La clave es el punto de partida,  la nueva idea, el proceso creativo que propicia tanto la innovación como la investigación. A lo largo de la historia encontramos múltiples creativos que basan y desarrollan sus innovaciones en base a la aplicación de la metodología inductiva en su proceso creativo.

Leonardo da Vinci, a través del estudio y observación de las aves, se atrevió a realizar pioneros diseños de máquinas voladoras. Los hermanos Wright aprovecharon siglos después su trabajo y su método de observación de los pájaros, consiguiendo revolucionar la industria aeronáutica de la época desarrollando un mecanismo para alterar la forma de las alas de los aviones durante el vuelo.

También a través de la observación y la imaginación, Isaac Newton consiguió estructurar un paralelismo entre el movimiento de la luna y los movimientos de las mareas imaginando que la luna empujaba a la tierra a través de los cielos. Aun siendo muy criticado por sus contemporáneos, ya que  consideraban que introducía creencias ocultas en la ciencia, nos proveyó de una conceptualización de la gravedad que prevalece en la actualidad.

Pablo Picasso, tras observar las mascaras tribales africanas expuestas en el Museo de Etnografía del Trocadero, comenzó a experimentar  con la construcción de imágenes representacionales utilizando formas abstractas, lo que propició el desarrollo del cubismo y la abstracción pictórica con resultados en la innovación no representacional en pinturas, por ejemplo, de Mondrian o Kandisky.

Ese proceso de observación, en el contexto del desarrollo de su trabajo, permitió a Picasso el imaginar un nuevo formato pictórico que se convirtió en el eje del desarrollo artístico del siglo XX y, aunque discutible, en la innovación visual más significativa de los últimos cien años.

Ya en el siglo XXI, los departamentos de Ingeniería e I+D de la Mercedes Benz y la Daimler-Chrysler observaron, en este caso, el medio marino para diseñar un novedoso concepto de vehículo. La observación del Pez Cofre concluyó en la presentación de un prototipo del  coche del futuro llamado Bionic, el cual cuenta con un bastidor y carrocería inspirados en el pez así como un bajísimo coeficiente hidrodinámico conseguido gracias a la adaptación de la estructura de su piel y la forma hexagonal de sus escamas.

Estos ejemplos  ilustran  la importancia que tienen las ideas en la innovación y la investigación, en la solución de problemas. Todo comienza con una idea en particular, el punto de partida para una solución que concluye en una innovación.

La resolución de problemas a través de ideas creativas es aplicable a lo largo de todo el espectro del conocimiento, pero lo realmente interesante es: ¿cómo podemos desarrollar ideas creativas? Como hemos visto la clave está en la observación, la percepción y la imaginación.

Observando el mundo, percibiéndolo en el contexto de un problema en particular,  soñando más allá de las fronteras establecidas por el conocimiento e imaginando cosas que pudieran ser posibles o imposibles, nos encontraremos en el punto de partida correcto para dar rienda suelta a nuestra creatividad e innovar.