Cuando el PIB crece más que el consumo de energía, refleja que la economía produce sin tener asociado un aumento proporcional del consumo de energía.

En Europa la productividad de la energía entre los países varía enormemente en función de la estructura económica (industria, servicios) y el tipo de energía consumida (carbón, gas, electricidad). Cuando se trata de economías industriales, los países consumen generalmente más energía mientras que las economías de servicios, generan PIB a partir de actividades que son menos demandantes energéticamente.

Los países que consumen energías más contaminantes como el carbón o el gasóleo tienen a su vez un mayor consumo de energía equivalente.

En los primeros puestos vemos países con mayor presencia del sector servicios y consumo de electricidad, mientras que a la cola de Europa están los que consumen carbón y mayor presencia industrial.

Aumentando la eficiencia energética de los sectores productivos y utilizando combustibles más limpios y electricidad, cuando sea posible, se mejorarían las tasas de productividad energética.