Berlín busca ser una ciudad resiliente al cambio climático, sustituyendo las superficies de asfalto y hormigón por superficies permeables de hierba y musgo. Se trata de un concepto con costes de implementación y mantenimiento más baratos que la construcción de nuevos sistemas de alcantarillado,  y además de reducir el impacto financiero de las precipitaciones extremas, mejora la calidad de vida de los vecinos con nuevos espacios verdes y climatización natural.