Nepal1Desde Naider tuvimos la oportunidad de organizar un taller empresarial que tenía como misión la identificación de oportunidades de cooperación para la Innovación y la Internacionalización de empresas.

El objetivo era sensibilizar a las empresas del Bajo Deba que quisieron participar, sobre la importancia y la conveniencia de aunar esfuerzos conjuntos en estos tiempos de incertidumbre y crisis, es decir, utilizar la cooperación empresarial como una valiosa herramienta en el camino hacia la competitividad.

 

Uno de los asistentes compartió una anécdota significativa. Se trataba de una licitación de compra por una multinacional extranjera de ciertos componentes para la industria. En la misma participaron más de 20 empresas a nivel internacional. Tras la primera criba seleccionaron 5 de las 20, y de dicho grupo quedaron otros 3 finalistas. Una vez se conoció el ganador de la puja, los tres afortunados pudieron saber que todas ellas eran empresas colindantes, a menos de 20 kilómetros unas de otras siendo el escenario de negocio global. Ante esta notable casualidad (¿o no tanta?) la pregunta que nos surgió a todos fue la misma. ¿No podrían estas empresas competidoras, encontrar nichos de colaboración para ofrecer mejores productos y posicionarlos mejor en el mercado? Las tres ofrecían soluciones similares pero no idénticas y habían demostrado ser competitivas a nivel internacional. Con independencia de la ganadora final, a priori una guerra de precios entre ellas no es la mejor solución para el conjunto aunque proporcione ventas a la vencedora, sino que trabajando de forma agrupada serían capaces de complementar sus productos y conseguir una oferta realmente competitiva.

 

No obstante, existen barreras importantes a la cooperación y a la formalización de acuerdos empresariales con fines comunes. Entre ellas destaca la falta de iniciativa o proactividad a la hora de comenzar un proceso de cooperación. Las observaciones de las personas entrevistadas mostraban dudas acerca de cómo sería más eficaz dinamizar grupos empresariales y articular protocolos de funcionamiento interno que sean de la conveniencia de todas las empresas miembro. Algunas de las amenazas y debilidades detectadas a la hora de cooperar entre nuestras empresas se pueden resumir en:

 

  • Desconfianza entre las empresas, especialmente entre las competidoras
  • No establecer claramente los objetivos de la cooperación
  • Ausencia de apoyo público suficiente para fomentar la cooperación
  • Se requiere una mayor proactividad e involucración por parte de instituciones para propiciar acuerdos de cooperación
  • Vivimos en un entorno social que no incentiva la cooperación.

 

La cooperación se entiende como una oportunidad por las empresas, pero se percibe como un camino difícil y lleno de obstáculos. En este sentido Instituciones y agentes públicos pueden desempeñar un papel crucial en la medida en que éstos no mantienen una parte interesada a la hora de definir y articular los términos del acuerdo, y pueden ejercer una figura de imparcialidad en la búsqueda de las empresas más afines.

 

De este modo una de las principales conclusiones de la jornada fue la demanda que tienen las empresas de que el sector público se involucre más en la facilitación de estas alianzas, y que si bien se han realizado esfuerzos en este sentido, los resultados no han sido los esperados. Corren tiempos difíciles para un amplio espectro del tejido empresarial, y la cooperación en su seno puede ayudar a resolver las necesidades de las empresas, especialmente en Innovación e Internacionalización, dos de los principales ejes de competitividad empresarial.

 

Otra de las ideas que se esbozó fue el cambio de mentalidad que se está produciendo en la forma de relacionarnos con otras personas y empresas. Se percibe cada vez una mayor propensión a compartir y colaborar que antes, las empresas perciben que en un mercado cada vez más amplio y con mayores nichos de mercado por un lado y con la amenaza de competidores globales por otro, la suma de experiencias es un valor para hacerles frente. Esta apertura al trabajo en red debería ser una constante de aquí en adelante.

 

¿Entonces, cuáles son algunas de las recetas para facilitar la cooperación?

 

En primer lugar, pensamos que es de vital importancia sensibilizar a las empresas sobre las bonanzas de la cooperación y ayudarlas a vencer las amenazas que perciben. Desgraciadamente, y con notables excepciones, no son pocas las voces que señalan la ausencia de espíritu cooperativo entre las PYMES, que hace que sumidas en su día a día sean raras las veces en las que establecen lazos hacia otras personas y empresas.

 

En segundo lugar, es necesaria una mayor proactividad si cabe, por parte de los organismos públicos, en su calidad de garantes y árbitros imparciales en los procesos de cooperación. Dicho esfuerzo debe estar orientado a objetivos, lo que debe primar en el diseño y lanzamiento de nuevos programas así como en el desarrollo de los existentes.

 

En definitiva, apliquemos la máxima de convertir las amenazas y debilidades percibidas en oportunidades y fortalezas. Tenemos por delante un amplio campo de trabajo todavía por explorar. Para muchas empresas no es una opción, sino una necesidad. Si queremos realmente reforzar y regenerar nuestra competitividad y tejido productivo para un amplio volumen de empresas, especialmente PYMES, la Innovación y la Internacionalización no se podrán entender al margen de la cooperación empresarial.