Como los partidos que se deciden en la prórroga, la Cumbre del Clima de Madrid duró más de lo que inicialmente se preveía. Y como muchas veces ocurre en el deporte, el hecho de que un equipo quiera ganar no significa que este lo haga finalmente. De hecho, muchas veces prevalece una defensa férrea que ayude a mantener el empate en el marcador, y lograr así que el otro equipo no gane alargando al máximo posible el partido.

Esto es exactamente lo que ha ocurrido en la COP25. Esta cumbre tenía la misión de preparar el terreno de cara a 2020, cuando los países deben refrendar los compromisos de Acuerdo de París. Sin embargo, las dos largas semanas que duró la Cumbre del Clima de Madrid, y en la que NAIDER estuvo presente, únicamente sirvió para llevar a cabo un débil llamamiento para aumentar la ambición. Aquellos países que pretendían defender la situación previa al inicio de la cumbre – más benevolente con los grandes contaminadores – lograron vencer el encuentro con una gran defensa ante aquellos que se comprometieron a reforzar sus planes de acción climática a partir del año 2020. De hecho, estos últimos solo suman el 10% de los gases mundiales emitidos a la atmósfera, mientras que los primeros – entre los que se encuentran países como China, Brasil, India o Rusia – suman más del 50% de los gases mundiales. Los denominados “neonegacionistas” son mayoritariamente países cuyo crecimiento económico se vería altamente afectado por la implantación de medidas de mitigación y adaptación al cambio climático. Dichos países entorpecieron el acuerdo relativo a ciertos aspectos clave del Acuerdo de París, tales como los mercados de carbono (leer post anterior) o daños y pérdidas (leer post anterior), esto último referido a la financiación a países que han sufrido o sufrirán daños irreparables o pérdidas irreversibles provocados por los impactos adversos del cambio climático.

En la COP25 ha quedado patente la distancia sideral a la que se encuentran los políticos y empresas respecto a la ciencia y la sociedad civil. El baño de realidad que nos dieron los científicos parece no haber sido suficiente para concienciar a los países que más contribuyen al cambio climático: las emisiones crecen en lugar de reducirse, el mundo debe recortar a la mitad el CO2 lanzado a la atmósfera en la próxima década, pero ni con estas.

Pero no todo fueron malas noticias en la COP25. Nunca los jóvenes habían tenido tanto protagonismo en un evento internacional de tal envergadura. La enorme movilización de grupos como Fridays for Future puso el acento en los países que más sufren el cambio climático – los del Sur Global – y señaló directamente a los políticos responsables de tomar medidas. Incluso con protestas en la misma COP, que en algún caso acabaron con participantes expulsados. A destacar el conmovedor discurso que dio Hilda Nakabuye, la activista a la que Greta Thunberg aplaudió de pie: “Prefiero no aprobar mis exámenes a fallar a mi generación

Otro pequeño gran triunfo e la COP25 fue la incorporación de la igualdad de género en las medidas y los compromisos del acuerdo, el denominado Plan de Acción de Género (GAP). Se tardó mucho en avanzar, pero la voluntad de los y las negociadoras hizo que finalmente el texto incluyera referencias a “derechos humanos” y “transición justa”.

En conclusión, la COP25 no ha sido un completo fracaso, pero si ha defraudado en gran medida en un tiempo donde no nos podemos permitir pasos en falso. Independientemente de esto, en NAIDER hemos querido sacar nuestras propias lecciones y conclusiones de los diferentes eventos, talleres y charlas a los que hemos asistido durante las dos apasionantes semanas que duró la cumbre. Los problemas complejos requieren soluciones complejas, a diferentes escalas. A continuación, mostramos algunas ideas y estrategias generales que podrían tenerse en cuenta para crear una sociedad más sostenible:

Escala internacional: Es necesario cambiar el actual marco y enfoque competitivo entre países por uno más cooperativo. Sin esto, la probabilidad de que los países más perjudicados por el cambio climático entorpezcan futuras cumbres climáticas es muy alta. Al mismo tiempo, es necesario crear mecanismos económicos de compensación para aquellos países que sean altamente dependientes de los combustibles fósiles o sufran más severamente los daños del cambio climático, con el fin de que comiencen una transición sostenible. En este aspecto, instituciones o entidades internacionales que engloben a diferentes países, como Naciones Unidas o la Unión Europea, serán calve como agentes de consenso y cooperación.

Escala nacional: Necesitamos eliminar la ideología de temas tan importantes como el cambio climático. La toma de decisiones política en aquellos aspectos que nos afectan a todos, independientemente de nuestra orientación política, debe ser firme y consensuada. Esto contribuiría a agilizar los procesos administrativos relativos a temas medioambientales.

Escala local/regional (administración): Las inversiones relativas a la conservación del medio ambiente y al cambio climático pueden suponer costes económicos a corto plazo, pero traerán beneficios a medio y largo plazo. Esto se aplica también a las empresas. Al mismo tiempo, es necesario que las administraciones, tanto nacionales como locales, adopten una posición de urgencia/emergencia climática. Finalmente, las administraciones deben “retar” y “forzar” a las empresas a que integren la variable ambiental en sus proyectos, por ejemplo, a través de los pliegos referentes a concursos públicos y subvenciones.

Escala empresarial: Las empresas tienen la misma responsabilidad que las administraciones para contribuir a mitigar los efectos del cambio climático. Se podría crear un efecto dominó positivo para el medio ambiente si las grandes multinacionales exigen a sus proveedores que sean más medioambientalmente responsables. La idea la explica Jason Clay en su charla TED sobe como las grandes empresas pueden ayudar a proteger la biodiversidad (aplicable también al cambio climático).

Escala personal: Debemos aceptar que el ritmo de vida que llevamos es algo inusual, y que habrá que poner límites a ciertos aspectos de nuestra vida. Evitar aumentar las temperaturas en 2ºC supondrá desmaterializar o educir algunas de las actividades de nuestro día a día. Todo deberá englobarse dentro de un cambio de paradigma en donde lo material no es sinónimo de felicidad.

No hay una única solución para resolver los principales retos de hoy en día. Esto es algo que debemos tener claro. Por ello, seguiremos trabajando más y mejor para contribuir a crear una sociedad sostenible.
Siguiente parada: COP26 en Glasgow.

Julen González Redín
PhD en Desarrollo Sostenible
NAIDER