En una reflexión anterior sobre las elecciones preguntaba a las personas que quieren liderar nuestras ciudades en los próximos años, sobre que harían para pasar de espacios urbanos en los que el automóvil es el dueño y señor a otros en los que caminar y la bicicleta fueran opciones que la ciudadanía pueda elegir de manera natural para desplazarse en nuestras ciudades.

-¡Serás ingenuo! Con la que está cayendo, y preocupándote de estas “tonterías”. ¡Pues, no!, no es una cuestión menor y precisamente no avanzamos decididamente porque nuestra sociedad no llega a entender por qué esto es realmente relevante. Ahí van tres argumentos que a mí sí me convencen.

El primer argumento, radica en que es bueno para la salud. Caminar y andar en bici, ayuda a mantener una rutina de ejercicio físico moderado que contribuye a mantener un peso equilibrado, a reducir los riesgos de padecer multitud de enfermedades, en particular enfermedad cardiovascular, y a mantenernos activos, alegres y vivir más tiempo (Puedes encontrar evidencias probadas de todo ello aquí). Sólo por esto ya merecería la pena que nuestros alcaldes y alcaldesas se pondrían manos a la obra para facilitar la transformación solicitada, pero es que además, si se consigue incrementar el número de personas que no utilizan el coche para desplazarse, esto tendrá importantes implicaciones en términos de salud pública: primeramente, por la disminución de las emisiones de peligrosos gases contaminantes que contribuyen a un gran abanico de enfermedades incluidos diversos tipos de cáncer, dolencias respiratorias y fallos cardiacos que afectan de un modo particular a niños y personas de más edad. Y en segundo lugar, por la reducción de la accidentalidad viaria que se derivaría del menor número de coches en la carretera.

El segundo argumento tiene que ver con la economía. El andar y la bici son medios de transporte mucho más baratos que el coche. Por supuesto, lo son para el que los utiliza; si tienes que desplazarte 5 kilómetros para ir a trabajar y en vez de ir en coche, lo haces en bici  te ahorrarías no menos de 250 Euros al año a lo que seguramente tendrías que añadir el ahorro de tiempo ya que para estas distancias la bici es normalmente más rápida que el coche. Pero, es que además, también es más barato para el conjunto de la sociedad, no sólo por la agregación de los ahorros individuales sino por lo gravoso que resulta para las arcas públicas el tráfico rodado (construcción y mantenimiento de infraestructuras viarias) y por las externalidades que se generan en términos de pérdida de vidas humanas, gastos sanitarios extraordinarios, ruido, pérdida de tiempo por la congestión en las carreteras,… etc. (Una valoraicón de las externalidades del transporte se puede encontrar en External Costs of Transport in Europe. CE Delft, Infras y Fraunhofer, 2011).

Por último, pero no menos importante, caminar y andar en bici es, sin ninguna duda, el instrumento más inteligente y coste efectivo con el que cuentan los alcaldes y alcaldesas para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y sumarse solidariamente a la lucha contra el cambio climático. Un gran reto global que, si no se remedia, traerá consigo graves consecuencias para el planeta (ver las conclusiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático; IPCC) y al que todos los países y regiones que quieren ser relevantes en el mundo tienen que sumarse con audacia y decisión.

Bueno, bonito y a la vez barato. Qué más queremos para ponernos manos a la obra.

La foto que acompaña el artículo está tomada de Wikipedia