En las políticas actuales, los conceptos como la neutralidad climática, si bien han resonado, no son una novedad. Tampoco lo son las narrativas que encontramos repetidamente en las estrategias, como la ‘Estrategia de Cambio Climático 2050 del País Vasco – KLIMA 2050‘, el ‘Plan de Transición Energética y Cambio Climático 2021-2024‘ o el ‘Plan de Desarrollo Industrial e Internacionalización 2021-2024‘, el PCTI 2030 o EnergiBasque. Todos estos planes y estrategias resaltan la necesidad de transformar el sistema energético como condición para alcanzar un modelo socioeconómico más sostenible. Este cambio, que debe darse de manera integral, implica la transformación del modelo económico que conocemos, lo que, a su vez, requiere una transformación e innovación en los procesos productivos, así como en la forma en que nosotras y nosotros consumimos bienes y servicios.
Desde la perspectiva de una empresa, estos ajustes en los procesos o la innovación de los mismos representan un compromiso significativo, e incluso una inversión estratégica que requiere una planificación. En este sentido, ¿es la descarbonización un cambio necesario para transformar el modelo energético y, por ende, el modelo socioeconómico? Según el Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero de Euskadi 2021, la industria, el sector energético y de transporte suman aproximadamente el 86% de las emisiones, y la industria, por si sola, es responsable del 30% del total de emisiones, si bien la tendencia es de reducción, en comparación con los datos del 2005 y 1990, entre un 36% y 55% respectivamente (link).
Para poder contribuir y seguir esta tendencia de reducción, se deben establecer unas metas y objetivos claros, determinando cuales son los principales cambios a los que el modelo industrial debe someterse. Si bien la recién aprobada Ley de Transición Energética y Cambio Climático impulsa este proceso a través de la transición energética, establece objetivos de reducción para todos los sectores socioeconómicos, ya que la colaboración de todos los sectores es necesario para alcanzar su principal objetivo, la neutralidad climática en Euskadi a más tardar en 2050. ¿Pero, cuáles son los principales retos que enfrenta el sector industrial si quiere alcanzar esos objetivos?
En términos generales, la hoja de ruta y los retos definidos para el sector industrial se basan en sustituir progresivamente las energías fósiles por las energías renovables, pasando por la electrificación en el proceso y en concreto en el transporte y el autoabastecimiento, reduciendo la dependencia de las energías fósiles y considerando como clave la apuesta por el hidrógeno verde.
En otras palabras, la fuerte apuesta por la innovación tecnológica permitirá al sector industrial vasco acceder a oportunidades, posicionarse y aumentar su competitividad. Por mencionar algunos retos;
a) La Innovación tecnológica como motor y para impulsar la competitividad del sector y la reducción en el consumo energético del proceso: disponer y producir, y en definitiva, apostar por impulsar la tecnología “verde” como el hidrógeno en los procesos industriales es uno de los grandes retos. El despliegue de tecnologías más limpias deberá permitir reducir el consumo energético en el proceso.
b) Implementar políticas que apuesten por la economía circular en los procesos industriales y el uso eficiente de los recursos: Reintroducir en la cadena materiales que hasta ahora no se utilizaban permite la disminución de la utilización de materias primas y la reducción del consumo energético. La innovación en este campo permitirá a las empresas reducir su huella ambiental, aumentando el aprovechamiento y el ahorro.
c) Impulsar políticas que sustituyan el modelo energético por un modelo de mix energético basado en fuentes renovables, apostando por el autoabastecimiento energético. Este paso podría suponer reducir la dependencia energética del exterior, y tomar el control sobre el precio, ya que permite desvincular los costes directos del mercado de la electricidad.
d) Identificar los segmentos de mayor consumo dentro del tejido empresarial vasco: con mayor potencial de reducción en consumos y/o costes para favorecer una mayor eficiencia energética. Por ejemplo, el almacenamiento de la energía en la cadena de valor, para apoyar la red y a fuentes renovables para proporcionar una generación más controlable.
e) Desarrollar una oferta de productos y servicios que pasen por la electrificación del transporte: permitiendo de esta manera reducir las emisiones provenientes del transporte, por ejemplo, al utilizar una flota eléctrica, y desarrollando equipos e infraestructuras ligados a la recarga y ultra-rápida de los vehículos y el control y gestión de su integración en la red.
Mirando hacia el panorama actual, nos encontramos con diversas iniciativas impulsadas desde la administración que tienen como objetivo la descarbonización del sector. Sin ir más lejos y en el marco del Plan de Transición Energética y Cambio Climático 2021-2024, se han implementado programas anuales de subvenciones, como el recientemente abierto programa Descarbonización Industrial 2024 (link), cuyo plazo de solicitud va del 11 de abril al 20 de junio. Estas subvenciones abarcan una amplia gama de acciones destinadas a mejorar la protección del medio ambiente, especialmente enfocadas en la financiación de inversiones en instalaciones productivas y en iniciativas que promueven la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en los procesos de producción. Para acceder a la ayuda, las empresas solicitantes deben presentar una hoja de cálculo que detalle información sobre las emisiones evitadas, los combustibles, fuentes de energía, materias primas, residuos y refrigerantes utilizados en el proceso de inversión, así como la eficiencia en costos relacionada directamente con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Además de la hoja de cálculos, las empresas deberán redactar una memoria técnica que detalle el proceso productivo afecto a la inversión subvencionada, describa el proceso antes y después del mismo y justifique los valores de consumo para el cálculo de emisiones. Este proceso puede resultar sencillo con asesoramiento técnico, y la administración debe facilitarlo, dotando de herramientas para facilitar el proceso.
En ese sentido y como ejemplo de acompañamiento entre empresas y la administración, destaca la iniciativa Net-Zero Basque Industrial Super Cluster (link). Este Super Cluster agrupa 16 clústers industriales vascos para impulsar la descarbonización y la eficiencia energética, creando oportunidades de mercado basadas en la innovación. Liderada por el Gobierno Vasco a través de Spri, cuenta con la participación de grandes empresas como Iberdrola, Petronor y Repsol. Dentro de este clúster se han desarrollado 50 proyectos de I+D+I en descarbonización industrial.
De manera paralela a las iniciativas mencionadas y entendiendo el contexto legislativo y los objetivos generales de descarbonización, Ihobe ha hecho público su calculadora Climate&Circularity Calculator (link), una herramienta gratuita que pone a disposición de las entidades y empresas para poder calcular la huella de carbono y la huella ambiental. Este instrumento resulta clave en el contexto de la creación por el artículo 55 de la ley de Cambio Climático y Transición Energética del Registro Vasco de iniciativas de Transición Energética y Cambio climático (link). Aunque la ley aún no entra en detalle de cuáles son las actividades obligadas a realizar este procedimiento, se espera que el desarrollo de un reglamento si lo determine. Por tanto, la creación del Registro además de promover la transparencia, responde estratégicamente al artículo 57 de huella de carbono de productos, servicios y suministros en la compra pública, ya que la administración pública puede requerir en pliegos de cláusulas administrativas y de preinscripciones técnicas particulares de sus contratos, la obligación de disponer de la huella de carbono de los productos, servicios y suministros, por lo que la acreditación de la inscripción en el registro, puede considerarse atractiva para las empresas.
En pocas palabras, ya sea la calculadora de Ihobe u otra, resulta imprescindible como punto de partida para mejorar la eficiencia operativa en la descarbonización y cumplir con las normativas. Además, puede abrir nuevas oportunidades en el mercado y fomentar la transparencia al inscribirse en el Registro. Para tener éxito en este proceso, las empresas deben desarrollar una estrategia clara de descarbonización y disponer de los recursos necesarios, como asistencia técnica o asesoramiento experto, para establecer objetivos alcanzables a corto y medio plazo, realizar un seguimiento, buscando la mejora continua.
Imagen principal: Puerto de Bilbao. Autor: Txo