Si para algo ha servido la grave crisis económica que todavía tenemos encima es para ser más conscientes de la importancia de la industria como motor real del conjunto de la economía vasca.
Con el ciclo económico al alza, nuestra industria perdía peso relativo (pasaba de ser el 27,1% del PIB en 1995 al 24,6% del PIB en 2007), pero esta tendencia de desindustrialización o más elegantemente de “terciarización” de nuestra economía en lugar de despertar alarmas se veía hasta cierto punto como un síntoma de evolución positiva y síntoma de progreso (lo mismo pasaba en los principales países desarrollados) ya que de un modo supersimplificado se homologaba terciarización con modernidad y sofisticación. Todo ello marcado por un cierto desprecio por la industria.
A pesar de esta tendencia, hay que recordar que la industria contribuía en su proporción a la creación de empleo en el País Vasco (más de 60.000 puestos de trabajo de 1995 a 2007; el 19,1% de los puestos de trabajo creados) y, lo que muchas veces se olvida, era la principal tractora del resto de la economía y muy especialmente de los sectores de servicios de alto valor añadido muy conectados con la productividad de la industria y del conjunto de la economía como son los servicios profesionales, la consultoría, las TICs, la I+D, la innovación, el diseño etc. Sectores que todos quieren tener en sus regiones y países, pero que sólo se localizan con arraigo en lugares de fuerte centralidad (capitales de Estados, grandes metrópolis) o en polos industriales que concentran masa crítica de demanda de este tipo de actividades. Este es el caso, sin duda, del País Vasco.
Fuente. Eustat
La caída del ciclo económico es, sin embargo, la que nos muestra con una claridad meridiana la importancia real de la industria. Nuestra economía aguantó relativamente bien durante los primeros embates de la crisis económica, cuando los principales sectores afectados eran la construcción y en alguna medida los servicios por la caída del consumo final. Pero cuando la caída de la demanda del conjunto del Estado y del resto del mundo ha llegado a la industria, el batacazo ha sido de campeonato. Desde 2007 a 2011, la industria ha enterrado más de 41.000 puestos de trabajo que son más del 80% del total de los perdidos por la economía vasca en su conjunto y más del doble de los que ha perdido el sector de la construcción en este mismo período. La cifra de paro global llega (según el último dato de la EPA; I trimestre de 2014) al 17,34% de la población activa y uno de cada dos jóvenes de 20 a 24 años con su formación terminada y queriendo iniciar su vida laboral, no encuentra trabajo (antes de la crisis la tasa de paro de este colectivo rondaba el 13%).
Para entendernos, cuando las cosas van bien incluso nos permitimos el lujo de despreciar nuestra industria por ruidosa, contaminante y anticuada. Pero la realidad es que cuando ésta estornuda, se sienten ya los primeros resfriados y cuando, como ahora, agarra un grave resfriado, nuestra economía entra en estado de coma profundo.
Fuente. Eustat