La necesidad de restaurar los ecosistemas para detener la degradación de los ecosistemas, mitigar los efectos del cambio climático y detener la pérdida acelerada de la biodiversidad global no es algo nuevo. Las soluciones basadas en la naturaleza (NbS), por el contrario, son un concepto más novedoso y que ha entrado con mucha fuerza en la conversación sobre cómo enfocar los problemas ambientales actuales.
La diferencia principal radica en que en la restauración de los ecosistemas el foco central de la restauración es la naturaleza misma. El objetivo es la mejora de los parámetros naturales: calidad del agua, biodiversidad, conectividad, etc.
Por otro lado, las soluciones basadas en la naturaleza tienen como objetivo gestionar los procesos naturales para brindar beneficios tanto a las personas como a los ecosistemas. Su objetivo principal por tanto, si bien debería incluir ganancias en términos de biodiversidad o mejora del ecosistema, se centra en la mejora de los servicios que el ecosistema ofrece al ser humano: Reducción del riesgo de inundación, captura de contaminantes atmosféricos, reducción de ruido, etc.
Ambos conceptos son similares y se apoyan mutuamente, pero en el caso de las soluciones basadas en la naturaleza, el punto central son las necesidades y los objetivos de la sociedad. Esto, por supuesto, convierte a las soluciones basadas en la naturaleza en herramientas muy valiosas para hacer frente a los retos que tiene la sociedad frente a la crisis ambiental actual. Y, sin embargo, este enfoque centrado en las necesidades de la sociedad conlleva a su vez unos riesgos inherentes que no se pueden ignorar.
El mayor de estos riesgos es sin duda caer en la tentación de centrarse en aquellos aspectos de la naturaleza que nos garanticen unos servicios ecosistémicos claros, útiles para la sociedad y fácilmente cuantificables, como pueden ser el suministro a agua o la regulación del clima. No obstante, la naturaleza es raramente tan sencilla, es más, tiende a ser compleja y dinámica, y existen diferentes procesos interconectados debajo de estos servicios. Esto implica que existe un riesgo importante de pasar por alto numerosos servicios ecosistémicos insustituibles que la naturaleza genera, y que no responden directamente las necesidades de la sociedad. Además de no tener en cuenta que la naturaleza tiene un valor intrínseco significativo y es digna de conservación y restauración por derecho propio.
Por todos esto, es importante diferenciar qué está implícito cuando hablamos de restauración frente a cuando planteamos soluciones basadas en la naturaleza. Las necesidades y circunstancias marcarán cuál es más adecuado, pero no deberíamos olvidar el papel central de la naturaleza en ninguno de los dos casos.
Foto: Christian Cruzado