¿Qué son los activos intangibles?

Los activos intangibles son aquellos bienes inmateriales que, aunque no tienen una presencia física, generan valor económico sostenido en el tiempo. Incluyen elementos como el software, la I+D, el diseño, la imagen de marca, la formación de los trabajadores o la estructura organizativa de las empresas. A pesar de que muchos de estos activos no forman parte de la contabilidad nacional, en las últimas décadas se ha afianzado la idea de que estos activos son fundamentales para el desarrollo económico, especialmente desde la propuesta de autores como Corrado, Hulten y Sichel, quienes argumentaron que muchos de estos gastos deberían considerarse inversión y no consumo intermedio, en la medida en que generan valor más allá del corto plazo.

Su relevancia radica en su capacidad para impulsar la productividad, la innovación y el desarrollo territorial. En un contexto marcado por la digitalización y la inteligencia artificial, los intangibles se consolidan como un factor estratégico. A partir del último informe COTEC, analizamos el estado de la economía intangible en Euskadi, identificando sus principales fortalezas y desafíos.

¿Cuánto invierte Euskadi en intangibles?

A pesar del liderazgo histórico de Euskadi en materia de competitividad e innovación a nivel estatal (como refleja su posición en el último ranking RIS) el peso de la inversión en activos intangibles sobre el PIB, con un 7,2%, se sitúa por debajo de la media estatal (7,8%). Si bien en términos de dotación de capital acumulado (stock de intangibles) Euskadi alcanza la media española, su nivel de inversión actual sigue rezagado. Esta brecha se amplía aún más al compararse con otras economías europeas, especialmente con países líderes como Alemania (9,2%) o el Reino Unido (12,3%), e incluso con economías del sur de Europa como Portugal o Italia, donde el esfuerzo inversor es relativamente superior.

Cabe destacar, no obstante, que Euskadi ha superado en diversos momentos de las últimas décadas la media española en este indicador. Sin embargo, la evolución reciente ha sido más volátil y con claros signos de estancamiento: Desde 2012 la inversión en intangibles sobre el PIB se ha mantenido estancada. Esta evolución, como se puede observar en el siguiente gráfico, contrasta con la media estatal.

Ilustración 1: Inversión en activos intangibles 1995 – 2023 (% PIB). Fuente: La economía intangible en España (2024), COTEC.

En relación con el resto de CCAA, la CAPV ocupa la quinta posición en términos de inversión en intangibles. En línea con lo comentado, su evolución la sitúa en la categoría de “liderazgo estancado“, junto a Navarra y Cataluña: territorios con un nivel elevado desde 1995, pero con un crecimiento débil desde entonces. No obstante, cabe destacar que solo la Comunidad de Madrid alcanza el perfil de “liderazgo reforzado”, combinando una posición inicial ventajosa con un crecimiento destacado, frente a un amplio grupo de territorios con trayectorias divergentes.

Ilustración 2. Desviación respecto a la media nacional del esfuerzo inversor intangible (inversión/PIB) y de la tasa de variación de la inversión intangible por CCAA (1995-2023). Fuente: La economía intangible en España (2024), COTEC.

¿En qué activos se invierte? ¿En qué activos destaca Euskadi?

Más allá del volumen total de inversión, resulta de especial interés analizar en qué tipos de activos intangibles se está invirtiendo. La inversión se reparte en siete categorías clave: I+D, software, capital humano, diseño, imagen de marca, estructura organizativa y otros activos ligados a la propiedad intelectual.

En la mayoría de ellas, Euskadi se sitúa por debajo de la media estatal, con dos excepciones destacadas: diseño de nuevos productos e investigación y desarrollo (I+D), donde lidera el ranking junto a la Comunidad de Madrid. Estos dos ámbitos no solo reflejan las fortalezas competitivas del territorio, sino que además son los que mayor peso tienen dentro de la estructura global de inversión en intangibles. Por el contrario, el software representa el punto más débil, ya que, a pesar de su elevada importancia dentro de los intangibles, Euskadi figura entre los territorios con peor desempeño relativo en esta categoría.

Composición sectorial

Desde una perspectiva sectorial, la inversión en activos intangibles en Euskadi está claramente liderada por los servicios avanzados —actividades profesionales, financieras y de seguros—, que concentran aproximadamente una cuarta parte del total, un peso superior al registrado a nivel estatal. Este grupo no solo mantiene su liderazgo histórico, sino que ha reforzado su posición en la última década, especialmente en áreas como la I+D y el diseño de nuevos productos, consolidándose como el principal motor intangible de la economía vasca. Este patrón coincide con lo observado a nivel estatal, donde los servicios avanzados también encabezan la inversión, seguidos por el sector de información y comunicaciones.

En Euskadi destacan sectores como información y comunicaciones (9%), actividades financieras (8%) y comercio y reparación (7%), todos con niveles significativos de inversión. Por su parte, el sector metalúrgico continúa teniendo un peso notable (6,5%), aunque su inversión en intangibles ha mostrado una trayectoria descendente en las últimas décadas. Por otro lado, sectores más tradicionales como la construcción o la agricultura han ido perdiendo protagonismo, situándose por debajo de la media y evidenciando una menor transformación.

Ilustración 3. Inversión en activos intangibles por sectores 1995 – 2020. Fuente: La economía intangible en España (2024), COTEC.

Conclusión

A pesar de su reconocida trayectoria en competitividad e innovación, Euskadi muestra un desajuste creciente entre su potencial y su desempeño en inversión en activos intangibles. Su posición de liderazgo en áreas como I+D o diseño de nuevos productos contrasta con un estancamiento prolongado en el conjunto de la inversión intangible, que permanece por debajo de la media estatal y aún más lejos de las economías europeas más avanzadas. Este patrón, caracterizado como “liderazgo estancado”, pone de manifiesto un notable margen de mejora (especialmente en activos como el software o el capital humano) en la transición hacia una economía basada, cada vez más, en el conocimiento. Revertir esta situación requerirá políticas que impulsen la inversión sostenida en intangibles estratégicos, diversifiquen su presencia sectorial y refuercen capacidades clave para afrontar con éxito los retos de la digitalización y la transformación productiva.


Ilustración: Ayush Kumar