IMGP0349_0Cuenta la leyenda que la malvada madrastra de Blancanieves acudía todas las mañanas a su espejito mágico para que éste le confirmara que seguía siendo la mujer más bella del reino. Igualando a la hermosa e insegura madrastra, los vascos (y las vascas) nos empolvamos la nariz y nos asomamos al espejo del Índice Europeo de Innovación ヨ EIS – cada año con la misma duda. Somos los más guapos ヨ como no podía ser de otra manera ヨ pero ¿somos también los más innovadores?

Normalmente el espejo nos mira con cara de guasa y nos recuerda que somos los más guapos de nuestra casa, pero que en Europa, estamos ahí, ahí. Y lo único que nos queda es el recurso del pataleo y seguir trabajando, que es lo que tenemos que hacer, porque por mucho que nos encante decirnos a nosotros mismos que somos un referente en innovación, la realidad es que a lo más que podemos aspirar hoy en día es a ser un referente en esfuerzo y en trabajo. Y ya hablaremos de los resultados cuando toque.  Y este año se ha vuelto a repetir la misma historia. Hemos salido mucho más guapos que el año pasado (de 0,37 a 0,49) en gran medida porque ha habido un cambio en la metodología; seguimos teniendo debilidades sobre todo en lo que se refiere a traducir en resultados el esfuerzo que hacemos en innovación, aunque también es verdad que la mejora en muchos de los indicadores apunta a que estamos dando los pasos adecuados en la dirección correcta.

Este año estamos en el grupo de los seguidores de innovación junto con Austria, Irlanda, Luxemburgo, Bélgica y Holanda, con un perfil innovador menor que el de los líderes, pero superior a la media de la UE-27 (0,48). Nuestro perfil innovador ha mejorado siguiendo la tendencia de la mayoría de los países analizados, tanto en términos absolutos como en relación a Estados Unidos y a Japón.

Estamos por encima de la media de la UE27 en tres de los siete bloques analizados: recursos humanos, vínculos e iniciativa empresarial e impacto de la innovación sobre la economíaナ

 

Respecto a los recursos humanos ヨ un indicador en el que ya veníamos obteniendo buenos resultados en ediciones anteriores –  disponemos de personas cualificadas y con buena formación, pero tenemos que darle un empujón a la formación de doctores.  El esfuerzo en términos de emprendizaje y las iniciativas de colaboración también nos sitúan en una buena posición gracias sobre todo al porcentaje de renovación de empresas, que refleja un entorno innovador y lo que se conoce como proceso de モdestrucción creativaヤ. Aquí merece la pena destacar el porcentaje de Pymes innovadoras que colaboran, una de nuestras asignaturas pendientes, que está aumentando de forma satisfactoria y reduciendo la distancia con la media europea.

Por último, los efectos económicos de la innovación sobre el empleo, el nivel de exportaciones y la facturación de las empresas nos sitúan por encima de la media de la UE, destacando el porcentaje de empleo en servicios intensivos en conocimiento y también las exportaciones de media y alta tecnología. Sin embargo, no podemos dormirnos en los laureles ni en empleo ni en exportaciones  ya que los indicadores de este año están empeorando respecto a los de años anteriores

ナpero nos falta un esfuerzo importante en el apoyo financiero a la innovación, las inversiones empresariales y sobre todo, en la obtención de resultados del proceso de innovación.

 

La financiación de la innovación es uno de nuestros caballos de batalla habituales, empezando por la necesidad de mejorar el ratio de inversión de capital riesgo sobre el PIB y sin olvidar la necesidad de mejora de las inversiones empresariales para generar innovación (esta debilidad es generalizada en el grupo de los Seguidores) y de refuerzo del gasto en innovación no derivada de la I+D.

Sobre todo, tenemos que centrarnos en la obtención de resultados (el indicador de patentes no sólo no ha mejorado, sino que disminuye con respecto a la edición anterior del EIS). El flujo de la balanza de pagos tecnológica tampoco nos favorece, y nos da un toque sobre la necesidad de reforzar  la difusión de la tecnología y su transferencia al mercado; no tenemos suficientes empresas innovadoras y tenemos que reformar el impacto de la innovación tanto en términos de costes laborales como en el de eficiencia en el uso de recursos y energía.

¿Es el EIS el espejo en el que tenemos que mirarnos?

 

Esta es la pregunta del millón. Nuestra política de ciencia, tecnología e innovación establece prioridades, acciones y programas que en algunos casos están orientados a obtener resultados alineados con los reflejados por el EIS y en otros casos no tanto. Es posible que ni siquiera en el mejor de los mundos nos viéramos guapísimos en el EIS simplemente porque sus prioridades no encajan con las nuestras al cien por cien.

Más que ser un espejo en el que mirarnos, el EIS debería ser una guía para orientarnos; una referencia que nos permita saber qué se está moviendo fuera de aquí (sobre todo en los países cuyo comportamiento innovador es similar al nuestro, pero tienen mejores resultados que nosotros) sin perder de vista nuestras prioridades de actuación. En este sentido, el propio informe nos recuerda que lo importante en términos comparativos no es tanto mejorar en el indicador absoluto, sino más bien mantener una actuación equilibrada en todas las dimensiones analizadas.

Dicen que romper un espejo trae siete años de mala suerte, así que la recomendación más prudente será seguir mirándonos en el EISpejito mágico de la innovación cada año, pero sin olvidar que la innovación tiene poco de magia y mucho de ilusión y esfuerzo, que todavía no somos referentes (No, no somos referentes. Aunque nos desgañitemos repitiendo la dichosa frasecita y nos agarremos al 0,49 como a un clavo ardiendoナ) y que queda mucho, mucho, pero mucho trabajo por hacer.