Una de las claves para alcanzar la sostenibilidad de nuestras ciudades pasa por instaurar en ellas modelos de suministro energético más limpios, eficientes y autónomos
Las ciudades son los lugares donde se generan las ideas y los conocimientos que permiten nuestro progreso como sociedad. Representan también auténticos sumideros de recursos como la energía, provocando enormes desequilibrios ambientales en el territorio. Según la Organización de las Naciones Unidas, en el año 2030 más del 60% de la población mundial (unos 5.000 millones de personas) vivirá en aglomeraciones urbanas. Esto provocará un importante aumento de la demanda energética de las ciudades. La introducción de modelos energéticos urbanos más eficientes y autosuficientes se presenta como un inquietante y complicado desafío para que nuestras ciudades contribuyan a la sostenibilidad del planeta. Las experiencias de algunas poblaciones pueden guiarnos en el diseño de modelos energéticos que permitan a nuestras urbes avanzar hacia la sostenibilidad.
Quizás el ejemplo más paradigmático, y que podría ser fácilmente replicable en no pocas áreas rurales del territorio andaluz, es el de la pequeña ciudad austriaca de Güssing. A principios de los 90, este municipio de 4.000 habitantes se encontraba sumido en una profunda crisis que le impedía hacer frente a una factura energética de 6 millones de euros anuales. El Ayuntamiento de la ciudad puso en marcha entonces una estrategia energética orientada hacia el autoabastecimiento, que le permitiera reducir su factura eléctrica. La estrategia estuvo basada en el aprovechamiento de los recursos naturales endógenos del municipio –principalmente, masas forestales que ocupan un 40% de su superficie. Hoy día, genera 22 Mwh de electricidad al año; suficiente para autoabastecerse y vender un excedente de 8 Mwh.
Güssin es el primer y, hasta el momento, único municipio europeo que ha logrado reducir sus emisiones de CO2 un 93% respecto a los niveles de 1995. Además, la estrategia ha generado otras sinergias con espectaculares impactos positivos sobre la economía y el empleo local: la instalación en la ciudad del Centro Europeo de las Energías Renovables, la atracción de importantes inversiones destinadas a la construcción de una planta de energía solar fotovoltaica valorada en más de 50 millones de euros, la existencia de cerca de 50 empresas de energías renovables que generan más de 1.000 empleos o la atracción de turistas, son algunas de ellas.
La ciudad de Sevilla puso en marcha hace algunos años un estrategia energética basada en el fomento del ahorro-eficiencia energética (proyecto Columbus) y el impulso de las energías renovables (proyecto Sevilla Ciudad Solar). La experiencia ha logrado algunos buenos resultados, como el ahorro de casi 3 millones de euros anuales en la factura energética municipal o la instalación de 500 Kw de energía solar en edificios municipales. La ciudad tiene pendiente, sin embargo, la articulación de una estrategia a medio-largo plazo que permita poner en valor esos proyectos y convierta al sector energético en uno de los motores de su desarrollo.
Una estrategia capaz de dotar al municipio de un tejido productivo más competitivo y sostenible, crear empresas innovadoras con empleo de calidad y hacer que la ciudad avance en la senda de un desarrollo económico, social y ambientalmente más sostenible. Una estrategia que sólo será efectiva si los cargos técnicos y políticos del ayuntamiento se convencen de los beneficios socio-económicos y ambientales de poner en marcha actuaciones en pos de la sostenibilidad energética urbana. Pero no sólo eso. Deberá contar con el apoyo de un sector empresarial que instale nuevas infraestructuras energéticas en la ciudad y de unas instituciones financieras que faciliten su financiación. Además, necesitará involucrar a las universidades y centros de investigación de Sevilla en el desarrollo de nuevas tecnologías que hagan posible aumentar la eficiencia energética y emplear fuentes como el hidrógeno o la energía geotérmica en el entorno urbano.
Actuaciones como las de Güssing o Sevilla están sirviendo para que responsables políticos, urbanistas y compañías energéticas vean la sostenibilidad como el nuevo paradigma en la concepción de las ciudades. Un nuevo paradigma caracterizado por la reducción del consumo energético y el aumento de la participación de las energías renovables endógenas, que permitirá avanzar hacia el autoconsumo energético de las ciudades. Y que sólo será posible con la apuesta decidida de la administración pública, el impulso tractor de las empresas privadas y la apuesta por la innovación y el conocimiento.
Iván de Torres y Patxi Greño son analistas de Naider
Artículo publicado en el periódico El País edición Andalucía el 8 de Noviembre de 2007