Barcelona parece que ha empezado a tomar medidas cautelares para no disparar a un más la tasa de turistas por metro cuadrado con la paralización de nuevas licencias hoteleras. Muchos consideran el turismo una fuente inagotable de riqueza para las ciudades pero a veces olvidan el impacto y el coste de un fenómeno complejo en términos de cambios en el modelo urbanístico, en la movilidad intraurbana derivada de la expulsión / abandono de los centros históricos y de los espacios centrales de las ciudades, nuevas necesidades de gestión de residuos o de inversión en infraestructuras, entre otros muchos aspectos que se ven alterados de forma descontrolada, como ha sido el caso de algunas ciudades europeas.
Las ciudades atractivas por su belleza, su historia o su monumentalidad deben saber gestionar la afluencia masiva de turistas. Los excesos en el aprovechamiento de este maná pueden acabar desnaturalizándolas y despojándolas de su título de ciudad.