Acaba de empezar la Cumbre del Clima en Copenhague, quedando por delante 12 días de intensas negociaciones. Aunque, como dice Olivier Deleuze, “la negociación se resuelve el último día a medianoche”, los actores principales ya han ido tomando posiciones perfilando su estrategia de negociación.
Durante los últimos meses hemos podido leer diferentes cifras en cuanto a objetivos preliminares de reducción de emisiones. El radical giro en la política climática de Estados Unidos respecto a la administración Bush debe tomarse como un hecho esperanzador, aunque vemos que si ponderamos su objetivo respecto a 1990 se queda en una cifra bastante pobre.
Tabla elaborada a partir de: Action an Ambition for a Global Deal in Copenhagen (Nicholas Stern, UNEP; Diciembre de 2009); GHG Data 2006 (UNFCC, 2006)
La UE parece seguir liderando la lucha contra el cambio climático, aunque los avances reales en la actualidad no son muy alentadores. España, como se expone hoy en Ateneo Naider, a expensas de la posición de la UE, se encuentra a día de hoy ante un gran reto climático.
Además de la UE y Estados Unidos, el otro gran actor principal, China, también ha anunciado objetivos en principio esperanzadores. Aún así, no lo ha hecho en forma de “reducción de emisiones”, sino de “reducción de la intensidad energética”, algo que el documento Action an Ambition for a Global Deal in Copenhagen traduce en un 7% de reducción de emisiones en 2020 respecto al escenario BAU (según la tendencia actual).
Esto no ha hecho más que comenzar. Es el turno de nuestros gobernantes. Como dice el editorial común que hoy han firmado 56 periódicos de 45 países, “los políticos presentes en Copenhague tienen el poder de determinar cómo nos juzgará la historia: una generación que vio un reto y le hizo frente, o una tan estúpida que vio el desastre pero no hizo nada para evitarlo. Les rogamos que tomen la decisión acertada”.