Hace unos díasPúblico incluía unabreve entrevista -demasiado breve, diría yo- con David Harvey, una persona de referencia en el pensamiento crítico sobre geografía urbana. En este blog hemos hablado poco de él (entre otras cosas, porque aún no he sido capaz de enfrentarme a uno de sus libro más conocidos, Urbanismo y desigualdad social por su denso lenguaje y su rotunda base conceptual, tan dura para alguien como yo que, en el fondo, sólo “picotea” de una lado y del otro).
De la entrevista transcribo sólo dos de las preguntas, que son las que más me interesa destacar aquí porque abordan temas que ya hemos reseñado en el blog en las últimas semanas:
Usted ha criticado la competencia entre ciudades para captar inversiones mediante, por ejemplo, la organización de grandes eventos. ¿Puede afectar la crisis a este fenómeno?
Este modelo, en el que los gobiernos locales asumen iniciativas del sector privado, es un aspecto clave del desarrollo geográfico desigual, así que espero que entre en crisis (se ríe), pero no lo veo claro. Puede que la competencia entre centros urbanos se haga aún más feroz. Las ciudades sufren actualmente una situación grave de endeudamiento; la tentación de intentar salir del agujero intensificando este modelo está ahí.
Sobre lo cual hemos planteado la hipótesis de que vivimos un periodo demarketing urbano a golpe de evento como respuesta a la competencia entre las ciudades que aspiran a ser globales, y hemos abierto una vía para tratar de aprovechar el concepto de larga cola para invitar a las ciudades a explroar vías alternativas.
¿Cómo puede afectar la crisis a los grandes centros urbanos?
Primero hay que fijarse en sus efectos destructivos, dilucidar hasta qué punto la crisis inmobiliaria afecta a las entidades financieras. En Estados Unidos se empieza a hablar de Katrina financiero. La crisis afecta a las ciudades del modo en que lo hizo el huracán: colapso de los barrios populares y desplazamiento de las clases marginales. Además, habría que saber si está afectada la capacidad expansiva de las ciudades. Actualmente, en Nueva York están parados grandes proyectos inmobiliarios. La capacidad de construir al ritmo que marca el capitalismo se ha reducido. En mi opinión, esto es bueno si entran en crisis fenómenos como la gentrificación [aburguesamiento de la población de un barrio deteriorado], que obligan a las clases populares a desplazarse. Puede ser una oportunidad para afianzar un modelo urbano más atento a las necesidades reales.
Sobre lo cual hemos ido escribiendo diferentes reseñas que documentan el impacto de la crisis en las ciudades, en entornos más lejanos como elestadounidense y en los más cercanos.
Foto vía boheme en Deviantart.