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En un post anterior hablábamos sobre la digitalización de la banca y las medidas que ya han empezado a tomar grandes bancos. Hoy venimos con un país puntero en todos los ámbitos, Dinamarca, que se ha propuesto eliminar el dinero físico de su economía. El gobierno del país nórdico mas feliz quiere permitir a los establecimientos como restaurantes, gasolineras y tiendas de ropa que dejen de aceptar dinero en efectivo. Una medida que tiene como objetivo acelerar e impulsar el uso de las tarjetas de crédito, débito y demás formas de pago virtual.

Las razones dadas son varias y parecen convencer en general. Salta a la vista está que el dinero físico es una carga que ralentiza los procesos administrativos y financieros. Según los expertos como la consultora McKinsey, esto hace que frene el crecimiento del PIB y es que en un reciente estudio realizado por ellos mismos, se observo que si EE.UU. pudiese deshacerse de todo el dinero no necesario, su PIB aumentaría un 0,47%.

El banco central de Dinamarca ha dejado de imprimir billetes y producir monedas. Dos millones de personas de entre 5,6 millones utiliza el sistema de pago vía móvil de Danske Bank y a día de hoy casi todo el mundo tiene una tarjeta de débito. 

Otro punto a favor de la digitalización es que el dinero en efectivo es la principal causa de la economía sumergida. Todas o prácticamente todas las transacciones en el mercado negro se realizan en efectivo. Mercados negros que llevan consigo la evasión de impuestos o temas delictivos como el tráfico de drogas o mujeres. Mediante la digitalización se conseguiría evitar estos dos grandes problemas de la sociedad actual (Habría que ver de todas formas si no surgirían nuevas formas de hacerlo).

Todo suena perfecto si no fuera por un par de detalles. Algunos analistas, no sin cierto paternalismo, dudan sobre cómo se amoldarán determinados colectivos como las personas mayores que no tiene conocimiento sobre estos instrumentos y no tienen habilidades para el aprendizaje. Otros cuestionan dónde queda la libertad de depositar la confianza de nuestro dinero donde o a quien queramos. Mediante esta medida nos veríamos (los daneses de momento) obligados a confiar en los bancos sí o sí, lo que a la vista de lo que ha pasado en los últimos años en algunos estados como el español no deja de ser un cierto riesgo (además de ideológicamente criticable).