En los últimos años, y más aún desde la pandemia mundial provocada por el Covid-19, el concepto de salud ambiental urbana ha tomado especial relevancia. En una sociedad marcadamente urbana las ciudades y municipios juegan un papel clave para la sostenibilidad y el bienestar social. La necesidad de contar con entornos urbanos con altos estándares de calidad ambiental es una nueva demanda ciudadana que debe ser escuchada, analizada y abordada desde el prisma de la salud de la población con vistas a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.

La OMS presenta la salud urbana como una prioridad creciente en los entornos urbanos. Esta debe desarrollarse desde un enfoque estratégico de manera multisectorial y coordinada. Haciendo referencia directa a los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU; el Objetivo 11 –Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles- y el Objetivo 3 – Garantiza una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades-, se destaca la necesidad de cambiar los enfoques tradicionales del medio ambiente y la salud que se han centrado predominantemente en los peligros individuales en medios ambientales compartimentados.

Hoy en día, se reconoce el centro urbano como un sistema complejo en el que la dinámica entre el medio ambiente, la salud y el bienestar es también compleja. Esta dinámica viene marcada por la exposición a múltiples factores presentes en la urbe como la calidad de aire, los niveles de ruido, las zonas verdes, el cambio climático, la contaminación del agua, la presencia de químicos, o el estado de las infraestructuras, que a su vez están relacionados entre sí y crean efectos combinados en el entorno urbano.

Factores de la Salud Ambiental Urbana según la AEMA (Agencia Europea de Medio Ambiente)

En esta línea, la Salud Ambiental Urbana conceptualmente incluye estos  factores químicos, físicos, biológicos y sociales externos de una persona y excluye los factores genéticos e intrínsecos de las personas, para explicar los factores de riesgo a través de los cuales el medio ambiente puede influir en nuestra salud. La OMS corrobora que la creciente epidemia de enfermedades no transmisibles y problemas de salud mental observada en los entornos urbanos viene amplificada por dichos factores. Y el dato es demoledor en Europa, donde las principales enfermedades no transmisibles (diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y trastornos mentales) juntas representan aproximadamente el 86 % de las muertes y el 77 % de la carga de morbilidad. Se estima que los factores ambientales son causantes del 13 % de   las muertes en la UE, lo que se traduce en un total de 630.000 muertes por año, según la OMS.

A estos datos la AEMA (Agencia Europea de Medio Ambiente) le suma el matiz de que la mayoría de los factores causantes de la morbilidad en Europa están relacionados a la contaminación ambiental resultante de la actividad humana. Por lo que en caso de ser capaces de incidir y reducir la actividad humana como, por ejemplo, el uso del vehículo privado en el centro urbano, los datos cambiarían favorablemente y se revertiría la degradación ambiental.

Por lo tanto, estamos en una situación en la que las ciudades son particularmente vulnerables a estas múltiples amenazas y al mismo tiempo tienen menos acceso a los espacios verdes y azules. El objetivo pasa por rediseñar las ciudades para que inviten a disfrutar de un ambiente físico y social de calidad, que promueva la salud física, psicológica y social.

En Europa ya se pueden encontrar ciudades que apuestan por acciones como incrementar el porcentaje de zonas verdes, la apuesta en valor de las infraestructuras azules o la reducción de la exposición de materiales contaminantes (calidad del aire, ruido, aguas, residuos, radiación electromagnética). También se pueden encontrar numerosas ciudades, entre ellas Barcelona, que han rediseñado el entorno urbano mediante super manzanas que restringen el tráfico rodado, priorizan la peatonalización y naturalizan el espacio anteriormente asfaltado.

Por lo que, en los últimos años, y más notablemente tras el inicio de la pandemia, se ha abierto una vía al rediseño del entorno urbano para apostar por una Salud Ambiental Urbana que vela por la calidad del bienestar en la ciudad. Aunque todavía queda mucho camino que recorrer, la Salud Ambiental empieza a tener un papel predominante en el entorno urbano y ha venido para quedarse.

Marta Iturriza Mendia

Doctora en Transición Ecológica en Naider