Suecia es un país que valora realmente la conciliación y el equilibrio entre la vida laboral y la personal. Con la idea colectiva de que el bienestar de los trabajadores contribuye a los objetivos empresariales, el país escandinavo viene siendo, desde hace tiempo, un referente mundial en iniciativas de conciliación: horarios flexibles, permisos de maternidad y paternidad, acceso a guarderías. En esta línea, el año pasado el gobierno inició un experimento de jornada de 30 horas semanales, y los resultados obtenidos reflejan un aumento de la productividad y la mejora de la salud de los trabajadores, informa el New York Times.
La residencia de ancianos Svartedalens fue uno de los centros de trabajo seleccionados para el experimento, y la información recogida durante un año muestra que el absentismo fue menor en el grupo de empleados con jornada de 30 horas, y que la productividad y la calidad del servicio han mejorado. Muchas pequeñas empresas suecas han adoptado la jornada reducida, y argumentan que la eficiencia y la concentración son mayores cuando se trabajan menos horas.
En verdad, la idea no es nueva en Suecia: la planta de Toyota en Gotemburgo adoptó las 30 horas semanales trece años atrás y continúan con ello por el incremento en beneficios. También han tenido experiencias menos positivas: varias ciudades suecas introdujeron la jornada de 30 horas para los empleados municipales en los 90 y los primeros 2000 y la abandonaron citando altos costes y resentimiento por parte de quienes no formaban parte del programa.
El informe realizado en la residencia de ancianos se une a un estudio de la Universidad de Stanford de 2014 que demostraba que trabajar demasiado perjudica la productividad. A pesar los resultados obtenidos, será difícil por el momento que la experiencia se extienda a países donde tenemos una cultura del presencialismo más arraigada. Muchos dudarán de que la experiencia en una residencia que mide el resultado en base a la calidad del servicio sea trasladable a empresas con otro tipo de objetivos, y señalarán que falta por medir si el aumento en la productividad suple el coste de contratar más trabajadores. A falta de poder reducir la jornada laboral, la flexibilidad laboral, dar a los trabajadores mayor control sobre sus horarios, se presenta como una buena alternativa.