El High Lane de Nueva York, una línea férrea elevada en desuso, reconvertida en corredor verde que serpentea Manhattan, es un llamativo caso de éxito de recuperación de espacio público que está siendo contemplado por otras ciudades del mundo. En el mismo país, Chicago ha recuperado una línea de tren abandonada similar para crear un parque urbano lineal, con más del doble de longitud que High Line, que conecta a cuatro comunidades que estaban separadas físicamente.
Bloomingdale Line fue una línea de tren que funcionó durante más de 100 años en el sector noroeste de la ciudad para el transporte de carga de la industria desarrollada en la zona, así como para el transporte de pasajeros. En los años 80 comenzó a quedar a perdes tráfico por otras formas de transporte, y en los 90 quedó abandonado, tras lo cual el espacio fue reclamado poco a poco por la vegetación. Tratándose de una de las zonas de Chicago con menos zonas verdes por cápita de la ciudad, la idea de transformarlo en un corredor verde para peatones y ciclistas comenzó a cuajar en las organizaciones de vecinos de los barrios colindantes, diversas entre sí a nivel socioeconómico, y desarrollaron un proyecto junto con la organización The Trust for Public Land, que aboga por la protección de las zonas verdes urbanas.
El parque lineal The 606, llamado así por los número del código postal que comparten todos los ciudadanos de Chicago, fue inaugurado en junio de 2015, con una longitud total de 4,3 kilómetros. En los trabajos previos, se remodelaron 37 puentes ferroviarios, y se crearon puntos de acceso y conexiones amigables con seis parques pre-existentes a ras de suelo, así como instalaciones a lo largo de la línea para otro tipo de actividades, como observatorios de fauna urbana, rampas de skate, exposiciones de arte, y otras amenidades.