Al hablar de cambio climático cada vez se pone más el foco en las ciudades, pero no tanto en los edificios que son los principales elementos físicos que estructuran la ciudad. Pero lo cierto es que la industria de la construcción y los propios edificios generan hasta el 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero globales. También son causantes de hasta un 56% de las partículas emitidas en la Unión Europea, frente al 13% de tráfico rodado, contribuyendo también a la contaminación atmosférica. Reducir las emisiones causadas por edificios y la construcción se consolidó como uno de los principales retos de la COP22 en Marrakech, un año después del afamado acuerdo de París. Con ello se creó la Alianza Global de Edificios y Construcción (Global ABC), que tiene como miembros a países y organizaciones diversas de todos los continentes.

Pero ya en el Oeste de Canadá, entre el Pacífico Norte y las montañas rocosas, Vancouver vuelve a destaca por estar a la vanguardia en sostenibilidad urbana. La ciudad a punto de terminar con su ambicioso plan Vancouver 2020 redobla sus esfuerzos en construcción sostenible. Esta urbe canadiense destaca en su apuesta por los ZEB (Zero Emissions Buildings) dedicándoles una área exclusiva dentro del departamento ambiental de la ciudad (Green Vancouver). La ciudad cuenta con un plan y una política catalizadora que busca conseguir para 2030 que el 100% de las nuevas construcciones sean ZEB. Políticas que van ligadas a su otro gran objetivo de conseguir para 2050 que el 100% de la energía consumida por las viviendas sea renovable.

Las edificaciones ZEB son aquellas que cumplen con dos requisitos. En primer lugar ser Passive Houses (Casas Pasivas) cumpliendo los máximos estándares en reducción de emisiones. Las casas pasivas podrían alcanzar hasta un 90% de reducción de consumo energético gracias a su diseño con estrictos criterios de eficiencia energética y de aislamiento térmico. Los ZEB, son también denominados como Zero Energy Buildings ya que, además de ser más eficientes energéticamente, su balance de demanda energética anual es menor o igual a cero. Es decir, se trata de edificios capaces de generar la energía suficiente para autoabastecerse. A final del año éstos vierten a la red más energía de la que consumen. Esa energía, por lo general, proviene de fuentes renovable instaladas en y/o alrededor del edificio, donde destacan las energías de biomasa, termosolar, fotovoltaica y geotérmica.