A principios de este mes el Banco Mundial ha publicado su informe anual de referencia (World Development Report) titulado esta vez Reshaping economic geography (Una nueva geografía económica). A partir de este infrome, The Economist ha publicado un excelente artículo valorando los desafíos del proceso global de urbanización y cómo afecta al desarrollo económico y social a nivel mundial (Lump together and like it). Recordemos que recientemente también hemos hablado del informe anual del Programa HABITAT de la ONU, State of the world´s cities: harmonius cities, en el que se enfocan los desafíos urbanos a nivel mundial desde el punto de vista de la desigualdad.
Hace un par de días, comiendo con algunos compañeros de trabajo, comentábamos de sobremesa si Egipto (era el ejemplo que salía) es hoy más desigual que hace 50 años, si es más rico y quién es más rico. Había dudas sobre estos aspectos (ninguno teníamos datos), aunque yo apostaba por pensar que hoy será más desigual económicamente. De lo que ninguno dudábamos es de que hoy El Cairo es una ciudad mucho peor, sea cual sea el criterio que cada uno estuviéramos utilizando mentalmente sobre qué es una ciudad “mejor”. Sirva sin más como chascarrillo y anécdota de cómo las ciudades son un buen síntoma de la realidad en muchos países del mundo.
En cualquier caso, retomando el tema, el gran desafío mundial en asuntos urbanos es claro: más de 1.000 millones de personas viven en el mundo en suburbios, chabolas, infraviviendas y otros asentamientos que no merecen el nombre de ciudad, pueblo, casa, hogar. Una lectura trasversal del documento (hace tiempo que dejé de leerme estos informes, desde que abandoné el doctorado) sugiere que las ciudades con grandes asentamientos de pobreza han de avanzar hacia la densificación de su estructura urbana y su población, necesitan acortar las distancias físicas (y temporales, supongo) con los centros de producción y, un clásico, reducir las fronteras y avanzar como país hacia procesos de integración económica.
En fin, escribo esto como un mero impulso. En otro rato reviso con más profundidad su contenido.