Las novedades legislativas aprobadas en los últimos años en materia de economía circular y gestión de residuos plantean una larga lista de obligaciones para el sector industrial y empresarial. El principal objetivo es lograr un modelo productivo más sostenible y circular, aplicando nuevos patrones de consumo y producción.

La senda principal queda definida por el marco europeo, que a nivel estatal se traslada mediante el Real Decreto 1055/2022 de Envases y Residuos de Envases, y la Ley 7/ 2022 de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, ambas en vigor desde 2022. Este nuevo marco legal supone un punto de inflexión en la gestión de los envases y en su circularidad, estableciendo nuevas obligaciones y objetivos para las empresas.

Y por si todos estos cambios no fueran pocos, el pasado mes de octubre el Parlamento Europeo aprobó la Propuesta de Reglamento de envases y residuos de envases que obligará a actualizar el marco legal estatal actual.

Avanzar hacia modelos de envase y embalaje más sostenibles trae consigo retos ambiciosos y abre varios frentes para las empresas: ecodiseño, reducción de sustancias peligrosas en envases, registro de productores de producto, nuevos costes de gestión, etc. Todo ello mientras se mantiene la funcionalidad y rendimiento de los envases y embalajes.

Si bien este camino no es sencillo, ni tampoco barato, el embalaje industrial desempeña un papel esencial en la optimización de las operaciones logísticas, por lo que los estudios aseguran que estas intervenciones podrán ser muy beneficiosos a medio y largo plazo.

A través de un diseño efectivo se puede mejorar la utilización del espacio en los almacenes y los vehículos de transporte, reducir los costos de manipulación y envío, minimizar los residuos o mejorar la imagen corporativa de una compañía. 

Parece importante destacar estos aspectos, pues en muchas empresas industriales, y especialmente en PYMEs con menor capacidad, puede ponerse en duda la rentabilidad económica de este tipo de soluciones. En cualquier caso, se trata de inversiones con retorno, cuyos efectos negativos terminan compensándose por todas estas ventajas.

Pero ¿y qué opciones existen para que nuestros embalajes sean más sostenibles? En primer lugar, hay que tener claras las características que hacen que un packaging sea sostenible, como la facilidad en su manipulación, el empleo de materiales con un bajo impacto ambiental o la facilidad para su posterior reciclaje o reutilización.

El diseño e implementación de un embalaje sostenible es recomendable que incorpore un enfoque holístico basado, según el Centro de Embalaje Sostenible McKinsey, en las siguientes cinco principales palancas de cambio:

Para lograr la optimización del proceso es necesario atender a las particularidades de la mercancía a embalar y buscar soluciones que permitan tanto ganar una ventaja competitiva como contribuir al ahorro de costes y mejorar la sostenibilidad de la empresa.

Las opciones son numerosas en la actualidad e incluyen, entre otros:

  • Incorporar requisitos de compra verde que minimicen el impacto ambiental de los envases o materiales adquiridos.
  • Definir los criterios del contenido mínimo de materias primas reutilizadas o recicladas de sus embalajes.
  • Reducción o sustitución de cintas adhesivas, etiquetas o cualquier otro elemento que limite la recuperación el envase.
  • Emplear materiales compostables que puedan descomponerse de manera natural y segura.
  • Integrar criterios de reciclabilidad en la fase de diseño, evitando embalajes complejos, buscando su aligeramiento, su facilidad para el reciclaje, etc.
  • Buscar opciones de envases reutilizables considerando la logística inversa.
Figura 1. Aspectos a considerar para implantar la circularidad en envases y embalajes.
Fuente: Pacto Mundial Red Española

Asimismo, la innovación mediante la automatización y digitalización de los procesos permite lograr un proceso más eficiente y optimizado. Uno de los avances en este sentido es la incorporación de componentes inteligentes o etiquetas RFID, que pueden facilitar la trazabilidad y seguimiento de las operaciones en la cadena de suministro.

Las exigencias del mercado están continuamente evolucionando y avanzando, y las empresas ya no solo deben dar respuesta a las obligaciones legislativas, sino también a los nuevos requerimientos de sus clientes, cada vez más exigentes en términos de sostenibilidad y circularidad de los productos que adquieren.

En definitiva, el cambio hacia envases y embalaje más sostenibles puede ser clave en el éxito o fracaso de un negocio industrial y la consecución de unos objetivos tan ambiciosos solo es posible desde la colaboración entre todas las partes, innovación, un marco regulatorio armonizado y la anticipación.