Los visores cartográficos y los sistemas de teledetección se han consolidado como herramientas clave para el análisis territorial y la gestión ambiental. Permiten visualizar, combinar y analizar información geográfica de múltiples fuentes, contribuyendo a una comprensión más precisa del territorio y sus dinámicas climáticas, ecosistémicas y socioeconómicas.
Mapas que piensan en el territorio
El desarrollo de Infraestructuras de Datos Espaciales (IDE) ha permitido que la información geográfica generada por administraciones, organismos públicos y centros de investigación sea accesible e interoperable. Estas plataformas siguen estándares comunes que facilitan la visualización, descarga y combinación de datos cartográficos procedentes de distintas fuentes.
A partir de estas infraestructuras se han consolidado los visores cartográficos institucionales, que centralizan gran parte de la información territorial disponible. Algunos ejemplos destacados son los visores regionales del País Vasco GeoEuskadi y el Visor GVA en la Comunitat Valenciana, y, a nivel local, el GeoportalBCN del Ayuntamiento de Barcelona, que ofrecen información de detalle vinculada a su ámbito territorial. Por su parte, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) gestiona la referencia cartográfica estatal, integrando datos topográficos, ortofotos y modelos digitales de todo el territorio español, disponible para visualizar a través de su plataforma Iberpix.
Estos visores operan principalmente con capas vectoriales —también denominadas shapefiles—, que representan entidades discretas mediante puntos, líneas o polígonos. Cada elemento contiene información asociada, como el tipo de uso del suelo, la clasificación urbanística o la delimitación administrativa.
Una mirada desde el espacio
Los sistemas de teledetección amplían la perspectiva territorial al integrar observaciones satelitales. Plataformas como Copernicus, EO Browser, Land Viewer o el Portal Nacional de Teledetección del IGN permiten acceder a imágenes obtenidas por sensores como Sentinel, Landsat o MODIS.
A diferencia de los visores institucionales, estos sistemas trabajan con capas ráster, adecuadas para el análisis continuo de variables ambientales. En este contexto, los conceptos de resolución espacial y resolución temporal resultan fundamentales:
- Resolución espacial: tamaño mínimo distinguible en el terreno.
- Sentinel-2: 10 metros → Ideal para análisis locales
- Landsat 8/9: 30 metros → adecuado para análisis regionales.
- MODIS: 250–1000 metros → ideal para estudios globales y climáticos.
- Resolución temporal: frecuencia con la que un sensor observa la misma zona.
- Sentinel-2: cada 5 días.
- Landsat: cada 16 días.
- MODIS: observaciones diarias.
Esta combinación de detalle y frecuencia convierte a la teledetección en una herramienta versátil: permite tanto el seguimiento de procesos de degradación del suelo o cambios en la cobertura vegetal como la detección temprana de riesgos climáticos.
Capas vectoriales (shape): representación de objetos definidos (carreteras, ríos, parcelas) con atributos asociados.
Capas ráster: representación continua del territorio mediante una cuadrícula de píxeles, donde cada píxel almacena un valor numérico (temperatura, humedad, vegetación…).
De los datos a la planificación territorial
En Naider, el uso de visores se orienta a la transformación práctica del conocimiento territorial. Un ejemplo es el visor desarrollado por la sociedad pública Ihobe, con el apoyo técnico de Naider, centrado en la visualización estratégica de Soluciones Basadas en la Naturaleza en Euskadi.
Esta aplicación recopila actuaciones de infraestructura verde y azul en todo el territorio vasco, clasificadas por tipología y objetivo de adaptación. Permite consultar y filtrar intervenciones que mejoran la resiliencia climática, favorecen la conectividad ecológica o fomentan la gestión sostenible del agua.
El visor combina información geoespacial procedente de distintas fuentes institucionales y de teledetección, lo que facilita una lectura integrada del territorio. Este enfoque contribuye a la toma de decisiones informadas y a la coordinación entre agentes locales y regionales.
De los píxeles a las decisiones
En Naider, los visores se entienden como algo más que fuentes de información: son herramientas de diagnóstico territorial y apoyo a la transición ecológica. Su aplicación práctica permite:
- Analizar la recuperación vegetal tras incendios o perturbaciones.
- Superponer capas de riesgo de inundación con redes de transporte o equipamientos estratégicos.
- Identificar zonas de estrés hídrico a partir de índices espectrales.
- Evaluar la expansión urbana y su relación con las islas de calor.
La utilidad real emerge al combinar ambas lógicas: lo vectorial (entidades concretas) y lo ráster (procesos continuos). Esta integración posibilita pasar de la observación a la planificación, del mapa a la acción.
La convergencia entre visores institucionales y sistemas de observación remota está configurando una nueva cultura cartográfica. La posibilidad de superponer capas vectoriales de planeamiento con capas ráster de variables climáticas permite analizar fenómenos complejos: riesgo de inundación, islas de calor urbano o evolución de ecosistemas.
Los visores dejan de ser simples mapas para convertirse en plataformas de conocimiento territorial, que transforman los datos en información estratégica. Comprender su funcionamiento y aprovechar su potencial resulta esencial para avanzar hacia modelos de planificación más sostenibles, digitales y adaptativos.
En este contexto, la cartografía digital se consolida como una herramienta de transición ecológica: una forma de mirar el territorio con precisión, contexto y propósito.





