La noción de una economía circular ha ganado una atención significativa como alternativa al tradicional modelo lineal de producción y consumo. Este es un modelo económico que, por diseño, es regenerativo; busca retener el valor de los recursos, productos, partes y materiales que circulan. En un mundo donde los recursos naturales son cada vez más limitados y la presión sobre el medio ambiente es más evidente que nunca, extender la vida útil de los productos, reciclar y reutilizar materiales, y minimizar el desperdicio se ha convertido en una prioridad global.
Con este fin, la Comisión Europea ha aprobado un paquete de medidas entre las que se incluye la Propuesta de Reglamento de Ecodiseño para Productos Sostenibles (COM/2022/142 final) o Propuesta ESPR. Esta propuesta define el concepto de Pasaporte Digital de Productos (DPP) y lo establece como requisito para la comercialización de ciertos productos en la Unión Europea (UE). El DPP se define como un conjunto de datos específicos en formato digital sobre un producto concreto, al que se puede acceder por medios electrónicos mediante un soporte de datos. Esto supone la capacidad de rastrear y gestionar eficazmente la información sobre cada elemento que compone un producto.
Según el estudio “Achieving a circular economy: using data-sharing tools”, del World Business Center, compartir información sobre el producto a lo largo de su ciclo de vida puede facilitar estrategias circulares para todos los interesados involucrados en la cadena de valor. El DPP no solo actúa, de esta forma, como un repositorio de información sobre un producto, sino que también sirve como un medio para su trazabilidad a lo largo de su vida útil. Desde su concepción hasta su disposición final, cada etapa puede ser documentada y monitorizada. Esto proporciona una visibilidad sin precedentes en la gestión de productos y materiales, permitiendo una toma de decisiones más informada y estratégica.
Sin embargo, para que el DPP alcance su máximo potencial, es esencial un enfoque colaborativo. Gobiernos, empresas y consumidores deben unirse en un esfuerzo conjunto para promover su implementación y adopción generalizada. Además, se debe prestar atención a los desafíos que surgen en el camino.
Entre estos desafíos se encuentran comprender los requisitos técnicos para el desarrollo de este tipo de herramientas o la seguridad y accesibilidad de los datos y requieren una atención cuidadosa. Esto implica la necesidad de soluciones técnicas robustas y un marco regulatorio claro que garantice la protección y privacidad de la información compartida. Actualmente se están determinando los requisitos de datos para cada categoría de producto, y la previsión es la introducción gradual del DPP en diferentes mercados clave, cómo el textil, el químico o la construcción. Las baterías, en concreto, son la primera categoría en la que se ha realizado una primera propuestas de requisitos.
En conclusión, el Pasaporte Digital de Productos representa un avance significativo hacia una economía circular verdaderamente efectiva. Su capacidad para rastrear y gestionar la información de los productos a lo largo de su ciclo de vida proporciona una herramienta de gran valor para una gestión de recursos más eficiente y sostenible. Sin embargo, su éxito radica en la colaboración y el compromiso de todos los actores involucrados. Con un enfoque conjunto, podemos allanar el camino hacia un futuro donde la circularidad no sea solo una aspiración, sino una realidad tangible y beneficiosa para todos.