DSC09371Me disponía a responder con un post el artículo de Carlos Cuerda sobre la reforma de las pensiones. Y así lo estaba haciendo, pero según avanzaba, me he dado cuenta que la respuesta bien daba para un nuevo artículo. Espero que a Carlos no le importe.

Inicialmente había pensado en este título: “Reflexiones de un currela que le quedan una porrada de años para jubilarse con una pensión que le permita pasar las navidades en Benidorm”. Pero me quedaba demasiado largo. Y al contrario que con la reforma de las pensiones, he reducido el título a la mitad.

Antes de nada, decirte Carlos, que estoy muy de acuerdo con la mayor parte de tus reflexiones. Y partiendo de las tuyas, me gustaría añadir unas nuevas en forma de contradicciones que no he sabido resolver y/o bien no he encontrado repuesta por parte de los promotores de la reforma. A continuación expongo las mismas según me vienen a la cabeza:

– Se dice que la caja no es sostenible en el tiempo, sin embargo, el PIB en los últimos años no ha parado de crecer. Las empresas más grandes del país han crecido de manera exponencial y también la economía en general. Si la caja se rellena en base a rendimientos de trabajo y la economía en las últimas décadas ha crecido y mucho, ¿cómo es posible que la caja se vacíe? ¿Será que la riqueza generada no se reparte de una forma más justa? ¿Acaso el salario de las rentas más bajas es cada vez menor?

– Otro aspecto que me sorprende es la dichosa caja cerrada impermeable. A nadie le extraña que financiemos la guerra a través de los Presupuestos Generales del Estado y sin embargo nos parece inconcebible que las pensiones pudieran tener la más mínima aportación de los PGE. ¿Y viceversa cuando exista mucho superávit? Sería una buena herramienta de financiación

– Además, tenemos el paro juvenil más elevado de Europa y para sostener a los jóvenes hacemos trabajar a los viejos hasta que se les partan los huesos. Creo que lo lógico sería que los jóvenes, sanos y fuertes, trabajasen como mulos para que los viejitos pudiesen ir poco a poco saliendo del mercado laboral. Pues nada, todo lo contrario. Ayer escuchaba un chiste muy bueno que decía que no se trata de alcanzar el nivel económico de Alemania sino de hacerle retroceder hasta nosotros. Para eso enviamos a nuestros jóvenes a Alemania.

– Ligado a lo anterior, no he oído a nadie hablar de la diferencia en la repercusión de esta medida en función de la actividad profesional que se desarrolle. Parece que es lo mismo el trabajo del currela que asfalta carreteras que el del ingeniero que ha dibujado esas mismas carreteras sin moverse de su oficina climatizada. Nadie ha estudiado la relación entre la esperanza de vida y la duración de la vida útil como trabajadores. Los médicos españoles tendrían mucho que decir a este respecto.

Todo esto me suena un poco como a la reforma del mercado laboral. Debates sesgados, censura mediática de opiniones contrarias, y una vez aprobadas las reformas, resultados nefastos.

Y en todo esto el papel de los sindicatos de la foto me parece un poco lamentable. Tratar de capitalizar una reforma de este calado es poco más que un insulto a los trabajados que supuestamente representan. Sin embargo, el papel de los sindicatos (al menos el teórico) lo considero bueno para todo el sistema económico puesto que equilibra las fuerzas y obliga a todas las partes a ser más eficientes. Por poner un símil, sería como la diferencia entre un mercado con competencia real o un mercado monopolizado por unas pocas empresas donde no existiese una competencia real entre empresas y el abuso a los clientes fuese sistemático (véase el mercado de las telecomunicaciones en España).

En conclusión, aunque los medios de comunicación no lo digan de forma clara, a mi todo esto me parece lo siguiente. Os lo digo en bajito no vaya a ser que me suban el interés del préstamo: (todo esto es para que los bancos, por fin, consigan vendernos un plan de pensiones privado. Es decir, se queden con buena parte de nuestros ahorros durante 38,5 años para después darnos una pequeña paga mensual para tomar unos txikitos en la calle del coño).